Razones le sobran a Zoe Valdez cuando, con
las mejores intenciones, critica con agudeza las envolturas propagandísticas
contra el decreto ley 349. Usted se preguntaría qué relación o cercanía tiene
publicitar a una bella mulata, vestida con un juego de biquini, hecho con
secciones de la bandera nacional y la doctrina socialista. El régimen empaca
sus mentiras en la sublimidad política y los símbolos patrios glorifican el contenido
del mensaje. Eso se intenta hacer esta vez, cuando el cuerpo de una mujer,
devenido en símbolo sexual desde siempre, se muestra semidesnudo y orlado con
fragmentos mínimos del blasón antillano. Sin embargo, el contenido del mensaje se
pierde ante la atractiva figura de la joven y, lo que parece ser una buena idea,
termina disipada en la nada. Los autores parecen ser mejores promotores del
turismo sexual que formadores de opinión contra la dictadura. Dos tetas al aire
-lo digo por segunda vez- no reclutan la conciencia política de nadie y menos
en un país donde el sexo es lo único sin racionar.
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