Tuesday, February 22, 2011

Castro y Gadafi a imagen y semejanza

Fidel Castro es un amigo ideológico de la maldad totalitaria. Aunque no cuenta para casi nada, porque su tiempo ya paso, sus palabras tienden a ocupar titulares en importantes medios internacionales de prensa. Luego son analizadas por politólogos, académicos y seguidores de la realidad cubana.
Ahora aparece una nítida, comprometida y lamentable reflexión del anciano dictador. Habla de Libia, del petróleo, de Gadafi, e inevitablemente, del imperialismo yanqui y de la complicidad europea con los sucesos en el mundo árabe. Allí desviste el odio patológico contra el orden internacional en su afán desmedido por alinearse al lado de sus amigos para luchar contra Estados Unidos.
Dice, sin mencionar la masacre del coronel Gadafi contra su pueblo, que una conjura internacional está detrás de las protestas en este país del norte africano. Vuelve a las estadísticas, una maña de viejo calculador, para ubicar al lector de donde estaba Libia, antes de su independencia, y a donde el excéntrico Gadafi la ha llevado. Asegura, “que al Gobierno de Estados Unidos no le preocupa en absoluto la paz en Libia, y no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país, tal vez en cuestión de horas o muy breves días”
Parece estar en contacto con el dictador Libio cuando dice: “Por mi parte, no imagino al dirigente libio abandonando el país, eludiendo las responsabilidades que se le imputan, sean o no falsas en parte o en su totalidad”.
Hoy el líder libio habló a su pueblo. Lo hizo con el acento y el dedo atinado de la amenaza. Acudió al único argumento que tiene un dictador: la fuerza. Juró morir como un mártir, como Castro lo concibe en su reflexión.
La reflexión de Castro y la comparecencia de Gadafi no son manías párvulas ni palabras huecas. Pertenecen, las mismas, al discurso letal de los dictadores.

Thursday, February 17, 2011

Truenos sobre las palmas

La realidad de Cuba no tiene fronteras y vive en cada uno de los sitios de este mundo donde están los cubanos. Desde Madrid, se exponen, a través del ciberespacio, unos videos desgarradores. Estos contienen declaraciones desabridas contra reconocidas personalidades de la oposición cubana en esa capital. El móvil es una protesta que Dora Susana Castro, una mujer de algo más de cuarenta años, realiza para exigir asilo político al gobierno español.
Los que apoyan a Dora en su demanda, critican la ausencia de Raúl Rivero, Carlos Alberto Montaner y otros cubanos de reconocido prestigio en España, en el lugar de la manifestación. Aducen en sus argumentos intempestivos estigmas que vulneran el sentido común y, de nuevo, aparece el mal de atacar irreflexivamente sin medir las consecuencias.
En Miami, un conocido opositor pide radicalización frente al régimen cubano y favorece, intransigentemente, el lado donde él milita. Con la frialdad del verdugo ejecuta, verbalmente, a todos los que no se afilian en su esquema sobre Cuba y su futuro. Embiste sus dardos ideológicos contra una lista muy larga de valiosos compatriotas de esa ciudad.
En La Habana, un opositor no se cansa de decir que el exilio está enamorado del doctor Oscar Elías Biscet. Asegura, además, que en la transición éste “no cogerá ni cajita”. Mientras ataca a Biscet, confía en su aforo para dirigir la alternativa democrática en la isla.
Félix B. Caignet, el padre de la radionovela cubana y una de las personalidades más influyentes en la historia de la radio en Cuba, escribió una vez: “el trueno siempre cae a la palma y nunca a la verdolaga”.
Al final, las palmas seguirán siendo altas y la verdolaga solo pasto para el gallinero de corral.

Tuesday, February 15, 2011

Obviar el corazón y usar la cabeza

Hace varios años se viene observando, en la oposición interna y externa, la tendencia de agruparse en formaciones políticas por el grado de afecto entre las personas. Luego, dicen haber creado una organización con determinados fines. Destacándose en los principios fundacionales de cada uno de ellos, en primer y justo lugar, la liberación de todos los prisioneros políticos y de conciencia en Cuba y el respeto a los derechos humanos del pueblo cubano.
Muy bien, además necesario. Lo preocupante es que muchas veces, para no generalizar lo que casi siempre ha ocurrido, es que esos grupos actúan motivados más por los afectos que por las necesidad de realizar acciones políticas de estrategia social. En el fondo algunos de esas formaciones son respuestas a otras que existen en la isla y el exilio y con los cuales se discrepa sobre determinados asuntos.
El personalismo desmedido, un mal endémico en la cultura política cubana, es el factor desencadenante. Los amigos, familiares cercanos, algunos que han buscado espacio donde acomodarse bajo el manto de la oposición, se alistan para formar un coro que defiende a capa y espada la postura de los que integran la organización.
Por regla general hay más de un adversario contra quien luchar, cuando se supone que solo debería existir la dictadura como la única y verdadera motivación para ser oposicionista en Cuba y el exilio.
Se ha popularizado en la isla, Miami, Madrid y Estocolmo un eslogan gris y devastador que dice así: oposición a la oposición. Es un miasma híbrido, cuyos componentes están indisolublemente ligados al carácter de los cubanos. Existe por doquier y adquiere legitimidad en las actuaciones del día a día, por el simple hecho de que se hace resistencia a modificarlo. Todos justifican, con los mismos argumentos, el derecho hacer la diferencia y existir de esa manera.
En ese bregar aflictivo de la oposición de todas las orillas, el fundamentalismo castrista, queda al margen de la lucha política de esas formaciones. Los arquitectos del totalitarismo, aprovechan las rendijas de los activistas cívicos para penetrar en ellas y navegar a sus anchas hasta posesionarse del lugar del contrario. Ha sucedido, que hasta le condecora por su ingenuidad.
La política del régimen es estructural porque se fundamenta en un argumento, funciona, tiene una dinámica y es organizada. La oposición, al menos, debería estructurar pilares análogos desde el consenso y el respeto a la diferencia y hacer un diseño político obviando el corazón para usar solo la cabeza.

Sunday, February 13, 2011

La dignidad tiene nombre

Jorge Luis González Tanquero, uno de los prisioneros de la primavera negra de Cuba está en Tampa. Llegó de España, donde estuvo desterrado, con una visa humanitaria y aturdido por la inesperada y grave enfermedad de su esposa, la Dama de Blanco Marlene González Conesa.
Al teléfono, Tanquero estaba muy parco. Su voz se sentía casi apagada por el desconsuelo y la emoción. Compensaba su dolor por el reencuentro con su hija Melissa y los amigos de siempre.
En La Habana, Héctor Maseda y Ángel Moya, dos de los prisioneros que desean permanecer en Cuba, fueron liberados. Las fotos de Maseda son un contraste para quienes lo conocieron. En su carácter firme y en la mirada aguda, fruto de una inteligencia superior, se observa avejentado, con la piel curtida por el rigor de una cárcel injusta y la ausencia de sol. Su voz permanece intacta y con ella la fuerza moral del líder de los liberales cubanos.
Ángel, por su parte, parece un titán erguido sobre la arena del coliseo castrista, dispuesto a seguir sembrando esperanza en su causa justa. La cárcel lo curtió como al acero y en cada palabra suya se capta el optimismo.
Las esposas de estos hombres son también protagonistas. Laura Pollán y Berta Soler capitanearon un movimiento sui generis en Cuba y tomaron las calles que Castro aseguraba eran suyas. Las dos, al lado de sus esposos, completan el cuadro perfecto de la dignidad.

Thursday, February 10, 2011

Faraones en el trópico

Veinte y ocho días bastaron al pueblo de Túnez para expulsar al dictador Zine El Abidine Ben Ali. Los egipcios parecen que romperán esa marca, porque a los dicisiete días de protestas, los últimos cables indican que Mubarak, aferrado al poder que conserva durante treinta años, baraja la posibilidad de entregar la presidencia esta misma noche. Al fin, de ser así, la presión popular pudo más que el obstinado aferramiento del rais al frente de ese estado árabe, donde desea morir.
Ambos pueblos han conmovido la conciencia mundial y han puesto en apuro a las dictaduras de los países musulmanes porque el efecto Túnez también ha dejado huellas en Jordania, Yemen, Arabia Saudita y Siria. En estos países, casi por primera vez, se manifiestan abiertamente contra el poder total advirtiendo que el rumbo de cada una de esas naciones puede cambiar si el pueblo lo decide.
Hosni Mubarak, recuerda con su desafiante actitud ante su pueblo a los faraones tropicales que desean morir en la isla antes que consentir ser esclavo de nadie. Los Castro-fundamentalistas, que han embaucado las libertades civiles de los cubanos, saben que si el pueblo toma las calles serán liberados del rol divino que creen representar por voluntad suprema de la ideología marxista.
¿Puede suceder algo parecido en Cuba?, se preguntan muchos en todas las orillas de este mundo. Nadie lo sabe. Lo que sí es está claro es que las causas que llevaron a los tunecinos y egipcios a derrocar a sus tiranos son exactamente las mismas.

Sunday, February 6, 2011

El lado del problema

Desde hace algunos años, en Miami, España y otras partes del mundo, se ha generado una tendencia creciente a criticar al exilio cubano, para ganarse el favor del victimario. Se zurce un estrategia simplista, con marcada influencia, para invertir los factores y escalar a la envidiable posición de moderado, o facilitador, en el proceso de cambio que Cuba necesita.
La soltura con que se hacen crítica a la actuación de los exiliados, es para intentar que Obama, Zapatero y, hasta el mismísimo Evo Morales, abran sus puertas a nuevas voces que dicen separarse del discurso tradicional de los cubanos dispersos por el mundo. Y no es una mala idea. Lo injusto es el convencimiento que esos gestores tienen del problema, al creer que el régimen no cambia de postura porque la actuación de la diáspora lo obliga atrincherarse.
En este instante, cuando el país necesita consensuar una estrategia mínima e inteligente con todos los cubanos, hay un cabildeo sostenible y pujante para desligarse de aquellos que piensan diferentes. Aseguran estos “videntes” sutiles que un día lo llamaron a la fiesta, por su buen comportamiento, para formar parte de la orquesta que arreglará el embrollo democrático en Cuba.
La estrategia para el cambio ha fracasado. Cincuenta y dos años es un tiempo muy largo en la vida en un pueblo y es necesario alternar la intransigencia por la racionalidad. De acuerdo estarán muchos y otros no, pero hacer las cosas diferentes implica reconocer el lado del problema.

Friday, February 4, 2011

Los miedos en Cuba

Existen y se definen algunas manifestaciones de temor en los cubanos que bien podemos precisarlas, al distinguir la forma en que se expresan por los ciudadanos. Es un miedo caracterizado por una forma especial de formularse y asumida sin mayores complejidades al operar visiblemente entre todos los grupos sociales, incluso en la nomenclatura.

Estos temores se establecen como un síndrome social, ajustado en su dinámica y en su complejidad por la presencia de una serie de signos anormales que guardan una relación directa entre el ciudadano y su medio. Están determinados, a su vez, por el grado de morbosidad que implica limitar la capacidad de las funciones básicas emocionalmente fuertes y las potencialidades psicológicas del individuo para enfrentarlas.

Miedo al otro

Es el temor a ser revelado o sentir el asedio de la persona más cercana. Confirma la desconfianza entre los ciudadanos donde el otro se convierte en una amenaza y el significado del peligro es evidente. Define una actitud esencialmente paranoide, de daño y persecución, en la que se debe cuidar que no se conozcan las interioridades de su vida, familia y verdadera forma de pensar. El recelo y la ansiedad imponen una limitante en la comunicación entre los individuos. El otro, se convierte en un enemigo del que se debe proteger.

Miedo a sí mismo

Es el más agudo y el que mayor sufrimiento produce. Se convoca en cada persona y surge de su propia inseguridad interna, de la incapacidad para sortear el peligro. Es un temor sensorial, en el cual determinados caracteres individuales pueden ser sensibles a cometer el error de no superar un estado emocionalmente fuerte, donde peligra la integridad física y el status social. Se corresponde con la expresión popular: (todo llevan un policía en su interior)

Miedo al cambio

Este temor es consecuencia de una parálisis mental, que hace al ciudadano capaz de igualar el proyecto individual al revolucionario, donde cada decisión particular proporcionaría, según su credo, un impacto inmediato en las decisiones del poder, representado éste por la forma más inmediata de control. Es una sensación de inseguridad social ante nuevas y desconocidas condiciones de vida. Los argumentos del régimen sugieren que otras opciones o proyectos políticos, económicos y sociales pueden generar males al país de incalculable e irreparable dimensión. Se pide al pueblo, la alianza permanente a sus designios, para evitar lo que el poder interpreta como caos social y fracaso a nivel personal.

Miedo al sistema

Es un miedo bien definido y de fácil aplicación. Como el sistema absorbe a la persona y domina a la sociedad en su conjunto, éste puede actuar con el mayor rigor contra aquellos que se le oponen. De ahí la debilidad de la persona para defenderse del mismo. El carácter que adquiere este miedo es de una dimensión mayor porque el sistema se interpreta como poder y el poder como la fuerza que controla todo.


Miedo al exilio

El intento del régimen por demonizar al exilio cubano, ha provocado ciertos temores en los grupos marginales y menos ilustrado de la sociedad cubana. En ellos habita la creencia que un cambio puede despojarlos de sus propiedades y que sus vidas estarían amenazadas por el desquite y la aniquilación de supuestas libertades. El regreso y predominio de los exiliados en la vida política y social presupone el temor a la pérdida de ciertos derechos y oportunidades que serían dadas a personas con dinero y con nuevos conocimientos.

Miedo a la libertad

En una sociedad cerrada como la cubana no se tiene una conciencia cierta acerca de la libertad. Para los ciudadanos de la isla, ésta se asocia a la oportunidad de obtener, siempre mediante el monopolio del estado, el acceso al sistema educativo y sanitario. El régimen se empeña y logra oscurecer el significado de los valores de la libertad. La fidelidad, fingida por las mayorías temerosas al sistema y el supuesto beneficio de una política benefactora, donde a los individuos todo le viene dado, oscurecen la lucidez de las percepciones concretas. Se le teme a la libertad porque forma parte de lo nuevo y lo desconocido. De ahí que pocos sepan qué hacer con ella y muestren cierto desgano por alcanzarla. Esta conformidad es asimilada fuertemente por muchos y está relacionada con la falta de autoestima, la victimización, la disminución del compromiso de responsabilidad social y la ignorancia sobre valores universales y básicos.

Miedo Sensorial

Es muy específico y se experimenta cuando la persona se siente traicionada por su propio sentido y puede provocarse por muchas razones. El oído, al escuchar lo que no debía, los ojos al observar algo ajeno a su voluntad, la nariz al percibir involuntariamente un olor, la boca al exteriorizar un pensamiento por indiscreción ponen en riesgo la pérdida de la estabilidad emocional generando temor a las represalias.