Existen y se definen algunas manifestaciones de temor en los cubanos que bien podemos precisarlas, al distinguir la forma en que se expresan por los ciudadanos. Es un miedo caracterizado por una forma especial de formularse y asumida sin mayores complejidades al operar visiblemente entre todos los grupos sociales, incluso en la nomenclatura.
Estos temores se establecen como un síndrome social, ajustado en su dinámica y en su complejidad por la presencia de una serie de signos anormales que guardan una relación directa entre el ciudadano y su medio. Están determinados, a su vez, por el grado de morbosidad que implica limitar la capacidad de las funciones básicas emocionalmente fuertes y las potencialidades psicológicas del individuo para enfrentarlas.
Miedo al otro
Es el temor a ser revelado o sentir el asedio de la persona más cercana. Confirma la desconfianza entre los ciudadanos donde el otro se convierte en una amenaza y el significado del peligro es evidente. Define una actitud esencialmente paranoide, de daño y persecución, en la que se debe cuidar que no se conozcan las interioridades de su vida, familia y verdadera forma de pensar. El recelo y la ansiedad imponen una limitante en la comunicación entre los individuos. El otro, se convierte en un enemigo del que se debe proteger.
Miedo a sí mismo
Es el más agudo y el que mayor sufrimiento produce. Se convoca en cada persona y surge de su propia inseguridad interna, de la incapacidad para sortear el peligro. Es un temor sensorial, en el cual determinados caracteres individuales pueden ser sensibles a cometer el error de no superar un estado emocionalmente fuerte, donde peligra la integridad física y el status social. Se corresponde con la expresión popular: (todo llevan un policía en su interior)
Miedo al cambio
Este temor es consecuencia de una parálisis mental, que hace al ciudadano capaz de igualar el proyecto individual al revolucionario, donde cada decisión particular proporcionaría, según su credo, un impacto inmediato en las decisiones del poder, representado éste por la forma más inmediata de control. Es una sensación de inseguridad social ante nuevas y desconocidas condiciones de vida. Los argumentos del régimen sugieren que otras opciones o proyectos políticos, económicos y sociales pueden generar males al país de incalculable e irreparable dimensión. Se pide al pueblo, la alianza permanente a sus designios, para evitar lo que el poder interpreta como caos social y fracaso a nivel personal.
Miedo al sistema
Es un miedo bien definido y de fácil aplicación. Como el sistema absorbe a la persona y domina a la sociedad en su conjunto, éste puede actuar con el mayor rigor contra aquellos que se le oponen. De ahí la debilidad de la persona para defenderse del mismo. El carácter que adquiere este miedo es de una dimensión mayor porque el sistema se interpreta como poder y el poder como la fuerza que controla todo.
Miedo al exilio
El intento del régimen por demonizar al exilio cubano, ha provocado ciertos temores en los grupos marginales y menos ilustrado de la sociedad cubana. En ellos habita la creencia que un cambio puede despojarlos de sus propiedades y que sus vidas estarían amenazadas por el desquite y la aniquilación de supuestas libertades. El regreso y predominio de los exiliados en la vida política y social presupone el temor a la pérdida de ciertos derechos y oportunidades que serían dadas a personas con dinero y con nuevos conocimientos.
Miedo a la libertad
En una sociedad cerrada como la cubana no se tiene una conciencia cierta acerca de la libertad. Para los ciudadanos de la isla, ésta se asocia a la oportunidad de obtener, siempre mediante el monopolio del estado, el acceso al sistema educativo y sanitario. El régimen se empeña y logra oscurecer el significado de los valores de la libertad. La fidelidad, fingida por las mayorías temerosas al sistema y el supuesto beneficio de una política benefactora, donde a los individuos todo le viene dado, oscurecen la lucidez de las percepciones concretas. Se le teme a la libertad porque forma parte de lo nuevo y lo desconocido. De ahí que pocos sepan qué hacer con ella y muestren cierto desgano por alcanzarla. Esta conformidad es asimilada fuertemente por muchos y está relacionada con la falta de autoestima, la victimización, la disminución del compromiso de responsabilidad social y la ignorancia sobre valores universales y básicos.
Miedo Sensorial
Es muy específico y se experimenta cuando la persona se siente traicionada por su propio sentido y puede provocarse por muchas razones. El oído, al escuchar lo que no debía, los ojos al observar algo ajeno a su voluntad, la nariz al percibir involuntariamente un olor, la boca al exteriorizar un pensamiento por indiscreción ponen en riesgo la pérdida de la estabilidad emocional generando temor a las represalias.
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