Tuesday, August 14, 2018

Retorno a los orígenes.

No me gusta el reggeaton. Lo confieso, sin intentar despreciar a quienes ejecutan esa “música” y mucho menos a los que la disfrutan. Ignoro todo cuanto ocurre en torno a ese fenómeno musical. Las razones son simples. No encuentro nada conmovedor en sus acordes aunque sus letras denuncien situaciones reales de Cuba y otras partes. De ahí, a consentir la censura a quienes la forjan como su preferencia, me parece un acto criminal por parte del régimen cubano. La ley 349 criminaliza delitos en materia cultural a toda expresión artística al margen de la política cultural del régimen. Su implementación es un claro retorno a los orígenes del castrismo cuando el espacio de creación del país se redujo a la obediencia absoluta y a la complicidad con la dictadura. “Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”, sentenciaba Fidel Castro, en palabras a los intelectuales, para indicar la ruta obligatoria por donde debía transitar la cultura cubana. Aquella vez, como ahora, el error es el mismo. Desde un buró, detrás de las cortinas de la intolerancia, es imposible diseñar sabiduría o programar el imaginario popular de una nación. La ley, publicada en la Gaceta Oficial de la República de Cuba y firmada por Díaz Canel, indica tres cosas. La primera, es el miedo a todo aquello que pueda emerger al margen del oficialismo. Lo segundo, la intención perniciosa de imponer un credo basado en un ideal que no existe, donde crear, hacer arte y exponerlo pasa por el prisma de una revolución que se inventa poseer la capacidad de definir las ideas que deben ser transmitidas al pueblo. Por último, y es lo más importante, extirpar de raíz el contagio de inconformidad expresado por los que han decidido hacer un arte alternativo. Como el modelo no tiene opciones viables para reinventarse o promulgar el verdadero arte cubano, destruido por ellos al llegar al poder, muestran su obcecación limitando espacios a toda expresión contestataria. La tuerka canelista (de Díaz Canel) notifica el carácter novísimo de una estrategia vieja para agradar a los abuelos que lo pusieron en el trono. Este episodio, anuncia hacia donde se dirigen los rostros nuevos en el poder o los capataces de turno. Es la fatalidad consagrada en el karma de una nación retorcida, que al parecer merece tanto castigo como sean capaces de soportar quienes viven en ella.

1 comment:

  1. Excelente como de costumbre, en este caso, no es nada nuevo, realmente no me sorprende y no entiendo como muchos lo están viendo como algo nuevo, cuando es la misma censura que siempre ha existido y que ha variado en intensidad a lo largo del tiempo. Mis respetos hermano Colas y siga escribiendo.

    ReplyDelete