Tuesday, March 21, 2017

Raulismo mágico

Cuando Fidel Castro traspasa el poder a su hermano Raúl, en febrero del 2008, se abría una nueva era para Cuba y los cubanos. Nadie, hasta entonces, podía creer que el menor de los Castro fuera un malabarista con habilidades de prestidigitador. El histórico general, llegaba a la cúspide dispuesto hacer la diferencia. Desde entonces, hasta hoy, su poder circula por un espejismo transversal acuñado en la veracidad. El secreto radica, en la capacidad de Raúl Castro para acomodar en la soledad onírica de su potestad a los enemigos históricos y atraerlo a su contigüidad. Mostrando la zanahoria en su mano derecha y sosteniendo un escudo en la otra, logra congraciarse con Estados Unidos y encantar al presidente Barack Obama. ¡Ah!, eso sí, con la advertencia de volver a las trincheras, de su hermano mayor, si encontraba resistencia a sus ideas.

De repente, Europa, tan culta como vieja y a veces perdida en las circunstancias de su vejez, cambia su política hacia la dictadura. El mismísimo Dios, recibe a Obama con lluvia en La Habana, vaticinando, según los Orishas, un futuro mejor para la isla pero, otros creyeron que era el llanto de los muertos de Fidel. Después, Francisco, el Papa de la Pampa, daba el aldabonazo apropiado con su visita a Cuba para indicarles a todos que las puertas del país se abrían al mundo pero, no a su pueblo.

Era el nacimiento del Raulismo Mágico, cuya definición indica una distorsión  social, política y económica (también psicológicas) de la realidad cubana con el interés de mostrar lo irreal como si fueran verdades cotidianas. A partir de ahí, todo era posible. Un borrico chipriota, podía aparecer convertido en un caballo árabe de pura sangre, la Batalla de las Ardenas, una simple maniobra de euforia Nazis y el hundimiento del Titánic, una invención de Hollywood. Intramuros, donde el surrealismo tropical advierte la posibilidad de lo imposible, aparecen, para suerte del régimen, agoreros modernos que hablan de cambios. El propio Raúl, vestido de traje y corbata, no es un general y el oficial de uniforme tampoco empresario de un hotel. Viajeros, encantados sin los epítetos de mercenarios, hacen rutas por los cielos del mundo en hombre de la libertad  y un montón de ideas protestan bajo el agua profunda de la orilla; donde nadie las puede escuchar.





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