Tarde, pero al fin de cuenta, se vieron obligadas las autoridades cubanas a reconocer el racismo institucional en la sociedad cubana. Hablaron en la televisión nacional del asunto y en las calles se especulaba en estos días que los “prietos” van a estar mejor. Los chistes no se hicieron esperar. Uno de ellos habla de “un negro al que le dan mucho poder en la isla y escoge como sus colaboradores más cercanos, desde los escoltas hasta la secretaria, a personas blancas”. Ya comentan que en el próximo congreso del PCC un “Niche” será el jefe del partido o tendrá uno de los cargos absolutos que hoy ocupa Raúl Castro. También se comenta en las calles de la isla que hay que buscar mejores ejemplares de la raza para llevarlos a la nomenclatura porque Esteban Lazo no es digno de ella por deslucido y villano.
Sea cuales fueran los reacciones de los cubanos, lo cierto es, que esas críticas, al problemas racial en un medio de comunicación en la isla, no emanan porque las autoridades le preocupe como viven y sufren los negros. No, el asunto ha tomado dimensiones mayores dentro del país desde que El Centro para el Entendimiento de los Afro Descendientes Cubanos (CUCAD) lograra, por primera vez, sensibilizar a los lideres afro norteamericanos sobre la realidad racial en Cuba. Jemes Meredith, Charles Evers y otros líderes históricos del movimiento de los derechos civiles en Mississippi, fueron los primeros que hablaron en voz alta del asunto en Estados Unidos. El Dr. Meredith, lo hizo en un histórico intercambio con más de cien opositores en La Habana, a través de una teleconferencia, donde le ofreció su solidaridad y les prometió educar al pueblo estadounidense acerca del lastre racial en Cuba.
Luego, de esto hace muy poco, el Dr. Carlos Moore, un prodigio intelectual cubano, radicado en Brasil, consiguió a un grupo de destacadas personalidades para anunciar y denunciar la profundidad del racismo en Cuba. Las autoridades saltaron de histeria y algunos negros “bien conectados” con el poder respondieron con los mismos improperios que expresaban los supremacistas blancos del sur de Estados Unidos cuando se le criticaba por los actos criminales y la segregación.
Ha sido un primer paso. Los siguientes son las más difíciles. Ya veremos si los cambios estructurales de Raúl comienzan saldando la deuda histórica con los negros cubanos. ¡A empujar la carreta caballero!
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