Mis
dudas
Estamos
como los niños cuando visitan a un teatro guiñol, mirando a las marionetas sin poder
percibir las manos que las mueven. La miopía apolilla nuestra inteligencia y,
en una carrera contra reloj, se apuran por acá para organizarnos. Es decir,
construir un liderazgo emergente y popular que nos represente a todos. Confieso
que todo lo que provenga de Cuba me causa dudas porque hasta de mi las tuve. Por
cierto, más de una vez. Eran en aquellos días, tras las rejas, cuando los
sicarios del régimen podían ante mi cara el nombre de mis hijos. Dios me hizo
fuerte y aquí estoy. Sin embargo, mi experiencia no me obliga a superar las dudas
sobre algunos. Ahora, sacudido por la necesidad de cambio en la isla, las nuevas
propuestas pasan por la unidad. Gastado término en política que parece no
funcionar con los cubanos. La unidad es posible, pero cuidado con ella. (Sí) He
escuchado como arremeten contra los que no se suman a cierta unidad. Es como
aquel refranero aplicado todos los días por el general Rafael Trujillo en República
Dominicana: Quien no esté conmigo, está en contra mía. En el contexto que
analizo suena más o menos así: el que no esté por la unidad es un mal cubano. Cosa
que me recuerda a los slogans del régimen. (No menciono ninguno porque son demasiados)
Lo preocupante es que, tal como yo lo veo, sólo esa unidad pasa por una visión particular
de la tragedia nacional. A los mesías (aunque carezcan de carisma) les tengo
miedo.
Sobre
cambio
El
psicólogo y teórico Paul Watzlawick, uno de los padres de la teoría de la comunicación
humana y del constructivismo radical, demostró que para hacer un cambio deben
cumplirse las siguientes etapas.
-
una clara definición del problema en términos
concretos;
-
una investigación de las soluciones hasta
ahora intentadas;
-
una clara definición concreta del cambio a
realizarse;
-
la formulación y puesta en marcha de un
plan para producir dicho cambio.
Nuestro
problema es cultural -el profesor y
amigo, José Antonio lo define como sociocultural- y de cualquier forma implica
un análisis profundo de la realidad cubana y su tragedia. Tal vez, partiendo de
estos principios científicos, del doctor Watzlawick, los líderes de la oposición
cubana (dentro y fuera) pueden posicionarse de algunas herramientas teóricas para
sus proyectos de cambio.
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