Sunday, January 7, 2018
La otra vía
Un anarquista cubano, residente acá, cuya existencia es tan cierta como su ficción, sugiere crear una organización delincuencial en Cuba para cambiar al régimen. Argumentaba, con el atino de un soñador, la conveniencia de cualquier vía. El fin, me explicaba con acento filosófico, justifica los medios. Para él, la dictadura cubana es, y tiene razón, una mafia o un entramado ilegal, cuyo poder de subversión sólo es posible cambiarlo por un desorden general, invisible –son palabras suyas- y con gente que no tengan miedo a morir. Los guapos, los ladrones del barrio, aquellos residentes eventuales en las prisiones, los carteristas, las gineteras (…) los que tengan pantalones son claves para este asunto. –Creo con certeza que el mayor enemigo de un delincuente en Cuba no es la policía sino los otros como él. Mira, a la dictadura hay que tratarla como lo que es –Dame contacto. –me dijo. Hay que empezar por algo.
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