Thursday, January 18, 2018

Dios y los hombres

El Papa Francisco acaba de visitar Chile. Se mostraba, ante todas las personas de ese país, asegurándose su agrado, con una sonrisa aprendida en el altar y con el talante de una arrogancia pampera. Seducía como un santo, no debemos negarlo, por esa aureola protocolar e impresionante que impone lo divino. También, por mostrarse -o mostrarlo- como el rostro de un Dios ante los hombres.  Lo vi, como se ven a los humanos, en el Palacio de la Moneda de Santiago por la televisión, junto a la presidenta Bachelet. Estaba allí, y no era por casualidad, Sebastián  Piñeras (presidente electo por voluntad mayoritaria de los chilenos). El frio saludo del pontífice al próximo mandatario me hizo recordar unos versos de Antonio Machado que dicen así: 
Una triste expresión que no es tristeza,                                                                          Sino algo más o menos el vacío, 
Del mundo en la oquedad de su cabeza.

Después, cuando el senador chileno, José Miguel Insulza, ex secretario de la OEA, consideró un grave error del pontífice negarse a dialogar con Piñeras, el poeta Machado define con versos el porqué: Este hombre no es de ayer, ni es de mañana sino de nunca.

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