La maldición Trump.
La noche de entrega de los premios Oscar 2017, convertía al presidente Donald Trump en el mejor protagonista de Hollywood este año. No tuvo necesidad de hacer carrera en la pantalla grande, ni ser tomado de la mano de algún productor, articular palabras de un guión cualquiera o maquillar su apariencia, para salir premiado por la burla de una Academia redimida de talante y desacreditada por los extremos de su militancia. Al final, el chasco del premio a la mejor película, como venganza inevitable o maldición Trump, ubicaba a la industria del cine en una suerte de guión perfecto para llevar a escena el descalabro de su rica tradición.
Muertes que se olvidan.
Ha fallecido en Cuba, el preso político Hamell Santiago Más Hernández. Tenía 45 años de edad y lo mantenían recluido en la prisión habanera Combinado del Este, sin atención médica adecuada. A pesar de no haber sido juzgado, estaba encarcelado desde el pasado 3 de Junio del 2016 en condiciones infrahumanas. Ha sido tan pobre la cobertura de prensa sobre este suceso que todo parece normal dentro de Cuba. La mirada hacia las esquinas oportunas, aquellas donde las conveniencias ofrecen boletos de aviones y hoteles de lujo, canastas con fruslerías regaladas y a precio de gangas, fotos importantes en los parlamentos y premios a burócratas, cambiaron la hoja de ruta y hasta hoy nadie sabe a dónde vamos. Cuba sigue amordazada en la improvisación, en el protagonismo equivocado y en la dependencia (mejor dicho en los favores) de quien quisiera tendernos las manos algún día. Si hoy olvidamos a los muertos, mañana nos quedamos sin historia.
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