Wednesday, March 23, 2016

Well done, president Obama

La visita del presidente Barack  Obama a Cuba acaba de terminar con un discurso memorable, inteligente, con matices claros y sin abstracciones. Al superar cualquier expectativa mejor no pudo ser.

Una etapa de reflexión sobre sus palabras al pueblo cubano debería comenzar ahora mismo por los representantes políticos de la oposición de ambas orillas. La conveniencia de hacerlo, con tal urgencia o prontitud, obedece al pragmatismo que la política exige en tiempo de crisis porque en crisis se encuentra la sociedad cubana. Y aunque el problema es nuestro y depende únicamente del cubano, a estas alturas nadie puede ignorar que todos los actores comprometidos con los cambios en Cuba ven a Estados Unidos como una suerte de mediador a tomar en serio.

Cuba y su pueblo han contado en su historia con el protagonismo de otros venidos de afuera. Máximo Gómez, es el mejor ejemplo por el parte piadosa y Ernesto Che Guevara, su contraparte por el lado perverso. Existen otros más. Obama, se inscribió para siempre, querámoslo o no, en la historia nacional al exponer en pocos minutos, con el talante democrático que se espera de un estadista, el drama del pueblo cubano y sus perspectivas de futuro.

Su alocución es una pieza oratoria casi perfecta. Y su primer significado es que contrasta con el discurso tradicional de los dirigentes de la revolución. Sin altisonancias gestuales, gritos enfáticos sobre ciertas palabras, centrado en las ideas básicas y en el contenido del mensaje que deseaba enviar a los cubanos, el presidente mostró una facultad en el discurso político que invita a imponerse como alternativa de discusión en Cuba.

La mesura, el estilo, la decencia y el argumento rico en contenido, explicitado con claridad y fácil de digerir por cualquiera, le dio estatura al presidente Obama  y un día la historia reconocerá si ha sido su mejor discurso.  Y es verdad, llegó tan lejos, como nadie imaginó antes de escucharlo, al coincidir con Leví Marrero cuando decía que el milagro cubano está Miami. Tal valentía debe reconocerse con humildad porque honrar, escribe Martí, honra. Le dijo al pueblo en la isla, con nombres incluidos, que el éxito del exilio es posible en una Cuba con libertad.

La mejor estocada de su discurso contra la ortodoxia castrista fue la invitación que le hiciera a Raúl Castro cuando, mirando al estrado del gobernante, le invita a: "no temer a las voces diferentes del pueblo cubano” Recordé el 12 de junio de 1987 cuando el presidente Ronald Reagan le envió un mensaje público a Mijail Gorvachov que decía: “Venga aquí ante esta puerta señor Gorbachov. Abra esta puerta. Señor Gorbachov, derribe este muro”


Mirar al Sol para ver solo sus manchas reduce a la verdad. Sin embargo, yo que he criticado al presidente Obama vi luces en él porque habló por millones que no tenemos espacio para hacerlo. Y lo hizo de la mejor manera, frente a los responsables de nuestra tragedia  y con el respeto que el pueblo cubano merece. Well done, president Obama.

1 comment:

  1. Excelente resumen de una historica visita, coincido contigo que el discurso fue muy bueno.

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