Thursday, February 18, 2016

Obama y la historia

Para el presidente Barack Obama la historia cuenta. Su paso por la Casa Blanca y ocho años de mandato le han permitido erigir un espacio en la historiografía americana. Él lo sabe porque además de ansiarlo no lo esconde. Lo necesita.

El viaje a la Birmania de los militares supersticiosos, el acuerdo nuclear con Irán y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba le han permitido erigir el hito de su administración. Antes, sin tener en cuenta el error que esto significa, ha creído, porque el mundo también lo cree, ser el primer presidente negro de los Estados Unidos, cuando en realidad su parte blanca (50%) es ignorada. Pudiera decirse, en buen cubano, que el tipo no tiene madre. Su esperado viaje a Cuba se une a la lista de marcas que el mismo se impone para no ser ignorado cuando yo no sea parte de este mundo.

Su política de acercamiento a La Habana, eso es verdad, es conveniente para Estados Unidos desde el punto de vista estratégico, al tomar en cuenta que el efecto Chino, Ruso e iraní tiene ahora en la isla su contrapartida en Washington. De ahí a los siguientes pasos, son cuestionables su entrega incondicional a las exigencias cubana sin observarse avance en materia de respeto a los derechos civiles de los ciudadanos en Cuba y el oido sordo que les pone a los que plantean tomar en cuenta al pueblo antes que al régimen. 

Su carisma, a lo que más le temo, y la fascinación que mucho le profesan en todas partes del mundo, le han convertido en un celebridad de telenovela política. De ello deriva su mirada altanera y su desprecio por las opiniones contrarias a su imaginario de poder. Para el señor Obama los que no actúan de acuerdo a su credo son neófitos, intransigentes trasnochados, alabarderos del pasado y violentos de palabras (o de alma).

Joseph Stalin, Fidel Castro y hasta el mismísimo Simón Bolívar se preocuparon por el lugar que tendrían reservados en la historia. Hitler, jamás lo ocultó y Napoleón Bonaparte vivía obsesionado en fijar su nombre en los libros y como sería recordado.

Obama, quien no tiene que ser el factor de cambio para los cubanos porque eso es tarea nuestra, casi al terminar su último año de mandato, quiere más y va por todas. El régimen de la isla le está dando el espaldarazo al ego del presidente que para su gloria personal lo consigue sin importarle como. Su legado tendrá tantas luces como sombras y Cuba, que si tiene historia, estará en esas páginas inevitablemente.  


1 comment:

  1. Yo creo, si sigue así, que tendrá más sombras que luces.

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