Nadie pone en duda
que el mundo está cambiando. Los efectos del clima, el terrorismo, con todas
las medidas de seguridad que obligan a imponer, las crisis económicas, el
desempleo masivo y las guerras por motivos religiosos, étnicos y culturales son
noticias cotidianas que aseveran esos cambios. Sin embargo, por alguna razón
que al día de hoy se desconoce, se está ocultando la mayor evolución en la
sociedad moderna.
La entronización de
la ideología gramsciana, apuntalada por el entusiasmo militante de la
izquierda, alcanza su efecto movilizador en varias naciones de Latinoamérica,
Europa y camina sin parapetos por las amplias avenidas de la democracia
americana.
El historicismo, de
Karl Marx y Federico Engels, asegura el fin del capitalismo y con él la
desaparición de la democracia. La vía para alcanzarlo es mediante la lucha
armada como alternativa única que
permita imponer una dictadura proletaria. Antonio Gramsci, posterior a los dos
primeros, lo aseguraba también pero, sólo si la izquierda era capaz de
movilizarse desde abajo para copar el espacio de oportunidad que ofrece la
democracia. Esa estrategia les funciona mejor y los resultados ya son evidentes en América
Latina. En Europa, se está centrando en el debate público, los medios y en el
nacimiento de nuevas fuerzas políticas radicales y tal como asegura Pablo
Iglesias, líder del partido Podemos en España, sus intenciones son desmantelar
el sistema.
Karl Popper, en su
libro La Sociedad Abierta y Sus Enemigos escribió: Así, nos preguntan si somos realmente tan ingenuos como para creer que
la democracia puede ser permanente, o para no ver que sólo es una de las tantas
formas de gobierno que llegan y se van en el transcurso de la historia. Se
arguye, además, que la democracia, a fin de combatir el totalitarismo, se ve
forzada a copiar sus métodos, tornándose ella misma totalitaria. O bien se
afirma que nuestro sistema industrial no puede continuar funcionando sin
adoptar los métodos de la planificación colectivista y entonces, de la
inevitabilidad de un sistema económico colectivista se deduce la inevitabilidad
de la adopción de formas totalitarias de vida social.
Un breve artículo
no puede acoger en profundidad el análisis de Popper. Sin embargo, en un
intento abreviado por resumir una parte de su libro, el autor considera que la salvación
de la democracia depende del individuo y para lograrlo debe educarse al
ciudadano demostrándole que algunas de las grandes celebridades de la historia
atacaron sin piedad la libertad y la razón. Marx, Hegel y el propio Platón están
en el centro del escrutinio crítico del autor. Al italiano Antonio Gramsci no
lo toma en cuenta aunque éste es el actor silente del avance de la izquierda mundial.
La civilización moderna
está sometida al constante ataque de la ideología progresista que intenta
ocupar el espacio político para cambiarlo todo. A los demócratas del mundo nos
queda como alternativa para subsistir atacar los fundamentos de ese conjunto de
ideas y a sus progenitores intelectuales.
La senda equivocada
por donde se lanzan al ruedo del poder Alexis Tsipras en Grecia, Pablo Iglesias en España y Bernie Sanders en Estados Unidos, demuestra que se trata de una
cruzada contra los valores democráticos tal como lo conocemos hasta hoy.
Si el argumento que
esgrimen desde la izquierda es el del descontento popular de los ciudadanos con
los políticos tradicionales, los niveles de desigualdad y la corrupción habrá
que recordarles el pasado del socialismo real en la desaparecida Unión Soviética y
los países del este de Europa.
Si el ciudadano del
mundo apuesta por esa variante de poder se inicia con su decisión un suicidio
colectivo y la futura esclavitud, que Hember Spencer describió, será el destino
final de la humanidad.
Para revertir el
avance de esas fuerzas habrá que invertir en una educación en valores a partir
de una escuela moderna que enseñe a pensar. Estamos a tiempo y el desafío es
trabajar para evitarlo.
En fin, estimado amigo, la historia se olvida y no aprendemos, o, simplemente, no queremos aprender. Que queda de aquella cita latina que dice historia vitae magistra est ?
ReplyDeleteLa memoria colectiva se desvanece en la trivialidad del dia a dia. El odio al hombre de exito, al que posee dinero y al privilegio de vivir de acuerdo a como se piensa justifica esas acciones de la izquierda. Sus intenciones son claras: devorar el orden social y los avance de las sociedades modernas bajo el modelo democratico...
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