Acaba de finalizar la Eurocopa de Futbol y tal como esperaban, los especialistas del deporte y los aficionados ibéricos, ha vuelto a ganar el equipo dirigido por Vicente del Bosque. Los titulares de prensa en el mundo elogian a la selección española. “Europa se rinde se a los pies de la roja" “España, el equipo perfecto”, “Jugadores de leyenda”, “Todos quieren jugar como la selección”, son algunos de los títulos de noticias que he seleccionado para ilustrar los elogios de los medios de comunicación por el meritorio desempeño de unos jugadores que salen al terreno a ganar porque juegan como equipo.
La clave de una victoria, en cualquier terreno, depende de muchos factores. Primero los líderes establecen un plan de acción, seleccionan a los más capaces para llegar a la meta, coordinan las acciones entre ellos, mediante un lenguaje comunicativo simple, perfectamente estructurado sobre la base a avanzar hacia el cumplimiento del objetivo. Después, diseñan la estrategia para posesionarse sobre el terreno. También bosquejan como presionar al adversario y tratan que el resultado sea la combinación de todos los esfuerzos.
España es un equipo grande de gente normales dijo su director técnico Vicente del Bosque. Esa reflexión es puntal para entender su éxito. Tal vez los oposicionistas en Cuba deberían entender, con humildad, que actuar contra una dictadura no los hace personas excepcionales, sino parte de un conjunto social que si logra estructurarse puede empujar los cambios. Pero, como en el futbol, actuando en equipo, coordinando las acciones, sin buscar protagonismo, compartiendo las mejores experiencias, colaborando entre todos en torno a una necesidad: alcanzar la democracia en el país.
¿Pueden los activistas cívicos posesionarse ante el régimen? Si. Las Damas de Blanco, por ejemplo, lo han logrado pero, a un costo muy alto y con una limitación. Sus acciones en las calles no han servido para movilizar al resto de los activistas hacia esa estrategia de lucha.
El liderazgo es importante en toda organización social, deportiva, política y en las empresas. La propia iglesia, las organizaciones fraternales y hasta los niños se organizan y tiene una cabeza visible que habla por todos. El equipo español tiene un director técnico, no dos, ni tres. Sus colaboradores son eso, colaboradores, con una misión particular que es ayudar al director a buscar las mejores estrategias de juego para hacer goles y ganar un campeonato. Al final, el resultado es del conjunto de las acciones llevada a cabo por todos los actores de la misma.
Argentina, a manera de ejemplo, tiene una constelación de estrellas en el futbol, pero cuando juegan en la selección nacional de su país no parecen un equipo porque se basa en la individualidad. No basta con tener muchas figuras en el terreno si antes no son capaces de actuar como un equipo
La oposición es un amplio abanico de organizaciones, cuyos matices ideológicos no parecen visibilizarse cuando se leen sus propuestas, porque todas están dirigidas hacia el mismo objetivo. Sin embargo, no se orienta a organizarse como un team. Es decir, como un equipo grande, de personales normales, que actúa unida para llegar temprano a los que millones de cubanos desean.
La política es un juego colectivo. Siempre se necesita de un conjunto de actores que sean capaces de interpretar su papel interactuando con los demás para llegar a buen puerto.
Ojala aprendamos de quienes han tenido éxito. La receta que ofertan los futbolistas españoles también puede ser valida para quienes hacen política. Si lo opositores cubanos saben buscar los mejores ejemplos en la roja tienen uno.
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