Thursday, July 12, 2012

Raúl Castro canta en mandarín

                                                
Raúl Castro canta en mandarín una canción antigua cada vez que tiene un chino frente a él. Su viaje al país de Mao Zedong pudo servirle para tomar experiencia del experimento asiático donde socialismo ortodoxo y capitalismo nadan de la mano, también para contentar a los dirigentes de aquel país con sus cambios estructurales en la isla, buscando atraerlo al Caribe con inversiones que le den respiro a la profunda crisis en la economía en la isla y quien sabe, si volvió a repetir la misma cancioncita china aprendida en una escuela comunista.
Los reportes del viaje hablan de acuerdos de colaboración económica millonarios, de cercanía ideológica y de hermandad. Al volver la vista atrás, parece este viaje un calco de aquellos de Fidel Castro a Moscú, donde la cúpula soviética y el gobernante antillano firmaban tanto acuerdos como fueran posibles para potenciar el crecimiento, el desarrollo y la prosperidad en la isla. A decir verdad, se fueron los rusos y Cuba quedó peor que cuando llegaron. Ahora vienen los chinos, sin saber cuando partirán, a intentar un milagro con Raúl al timón de la nave revolucionaria.
La segunda parte de su desplazamiento por Asia fue Viet Nam. Allí, que se sepa no cantó, pero pidió arroz, que es lo que mejor saben regalar los vietnamitas. Atendiendo bien los propósitos de la gira, particularmente creo, que el general fue a observar como acomodar su sistema a las inversiones extranjeras, a los nuevos ricos, a un partido único continuista lidiando con las leyes del mercado, con las desigualdades sociales, los viajes al exterior de una mayor cantidad de cubanos y los campos de golf.
Raúl, aparenta estar intencionado a copiar parte del modelo, pero no la integridad del mismo. La razón puede ser que existe un temor ostensible en la nomenclatura cubana a perder influencia en la sociedad, justamente ahora que el pueblo ha perdido la confianza en sus líderes. Dicho esto, Raúl buscará el arroz de Vietn Nam para garantizar la canasta de supervivencia, los televisores pandas en China, para enviarle a la gente su mensaje revolucionario, pero no liberará la economía al conjunto de la sociedad, ni dará todas las garantía a los inversores extranjeros y menos permitirá que el gran capital cubano en el exilio forme parte de sus cambios orgánicos. 
Si en los dos países amarillos del continente asiático Raúl buscaba ayuda para la economía, su paso por el Kremlin, en Rusia, es para comprar armamentos que le permitan sostener el control militar sobre el pueblo cubano. El presidente Putin, que no oculta su añoranza por los años de gloria de la Unión Soviética, declaró que la relación con Cuba hoy en día es más pragmática. Sin embargo, El heredero de Fidel quiere firmar acuerdos militares para modernizar su viejo arsenal soviético con nuevos tanques, submarinos y otros medios tecnológicos militares.
Con esta escala en Moscú el hermano menor de Fidel Castro pone en dudas sus intenciones de mejorar la situación económica en la isla. Si balanceamos el propósito de los acuerdos con China y Viet Nam, todos de carácter mercantiles y financieros, con sus deseos de obtener armas de los rusos, se observa que gravita en la mentalidad del general, como prioridad para Cuba, los tanques, submarinos y medios de guerra por encima del arroz de los vietnamitas o a los televisores chinos. Para dar en la diana y hablando claro, le interesa más tener equipado a su ejercito que garantizar una dieta digna en la mesa de cada cubano. Y aquí se contradice Raúl porque una vez dijo, en un arrebato populista, que eran mas importantes los frijoles que los cañones. 
Esta visita a Rusia nos hizo recordar a todos que Raúl Castro es general y por eso se observa incomodo en traje de Armani y le quedan tan mal los nudos de corbatas.

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