Gloria Estefan, es una cantante que jamás ha renunciado a su cubanía. Basta con escuchar sus canciones y los acordes tropicales de su extenso cancionero. Ella y Emilio (su esposo) han glorificado, en la distancia, el nombre de Cuba. El mundo la admira y el régimen cubano le teme a su honestidad.
Ahora, con la magia de una heroína salida del pentagrama musical, ha citado con justa razón, a los cubanos del exilio a solidarizarse con las Damas de Blanco. Con esta convocatoria cívica Gloria ha comenzado a escribir su mejor canción.
El cancionero cubano siempre ha estado implicado en los grandes acontecimientos del país. Autores prodigiosos nacidos en Cuba, quienes admiran el encanto del lugar donde nacieron, han dedicado lo mejor de su creación artística a cantarle a las palmas, al mar, al azul de nuestro cielo y al carácter singular de pueblo cubano.
Gloria, quien abandonó su patria siendo muy niña, rememora, con canciones sencillas y acordes accesibles, aquellos sitios donde nacería (pensando crecer, vivir y morir) si antes no hubiera aparecido la siniestra aventura del castrismo.
“Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz” dijo José Martí y es muy cierto. Sin embargo, no todo somos capaces de captar un minúsculo sorbo de dignidad teniendo la posibilidad de hacerlo. La señora Estefan, comenzará a ser recordada no solo por su melodiosa voz, sino por su activo compromiso con la libertad de país que la vio nacer.
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