Sunday, August 13, 2017

Tres del Domingo

El último gol de Maradona

Diego Armando Maradona, lo que mejor saber hacer es patear a un balón. Su gloria pasa por los pies. Ya sabemos que su cabeza se ha estropeado con los izquierdismos radicales. Sus ídolos, por orden de preferencia, son: Che Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez  y ahora Nicolás Maduro. De este último saca pecho hasta querer morir por defender su dictadura. Este aprendiz  de ser humano, execrable además, resume lo peor de una persona cuando abre la boca. Su gloria, eso es verdad, pasa también por meter goles con la mano para anteponer, luego en su justificación, la presencia de Dios. ¡Vaya tipo! Y ¿Qué hago yo perdiendo el tiempo y llevándome  su nombre a un papel?

Los supremacistas

Virginia, ha sido escenario de un choque violento entre supremacistas blancos y radicales de izquierda. Ambos extremos confluyen en lo mismo: La violencia. Su arma predilecta, previa a la intimidación. Lo triste es que suceda en Estados Unidos, un país que se ha convertido en paradigma de las oportunidades para todo. Tolerarlo, en el siglo XXI, es imperdonable. Aquí sí vale el grito, para esos extremos: NO PASARAN.

La fiesta de Raúl

En La Habana se viven días de glorias. El régimen descansa de los aguijonazos disidentes porque el foco de atención es Venezuela y Pyongyang. Es la fiesta perfecta para el general. Sentirse aliviado, sin presiones de nadie, para maniobrar, en reposo revolucionario, la transición de mando que viene anunciando. Él, desde el orlo dictatorial, ha escuchado decir a sus adversarios: Venezuela primero, Cuba después. Él, astuto y arrogante, dice: recuerden Moscú y también a la URSS. La fiesta de Raúl la favorecemos nosotros, cuando, en solidaridad sincera con los venezolanos, hemos volcado las miradas a Caracas. Olvidamos que el chavismo se engendró en La Habana y Maduro es estudiante destacado de la escuela cubana. Ah, Chávez , llamaba padre a Fidel.  
   



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