Monday, December 7, 2015

Tres breves notas

 Venezuela y el acierto de Osvaldo Payá

La oposición venezolana celebra su triunfo  en las elecciones legislativas y yo recuerdo a Osvaldo Paya Sardiñas. El fundador del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) sabía mejor que nadie el valor de la movilización para producir cambios sociales. Sus advertencias, a estas horas, pocos la han tomado en cuenta. Sin embargo, no se concibe una transición política sin movilizar una base social sólida, cohesionada en un ideario y con responsabilidad de patria. Osvaldo, de eso no tengo dudas, fue asesinado, porque el castrismo, con su alta dosis de maldad tras años de experiencia, si tiene capacidad para pronosticar lo que Nicolás Maduro no ve. El llamado a la movilización ciudadana del difunto opositor cubano debe retomarse con urgencia como parte de una estrategia inteligente para el cambio en Cuba. Si el pueblo de Venezuela le ha dado la razón. ¿Por qué no tomarla en cuenta?


La necesidad: Un consenso

El impacto de la victoria de la oposición contra el chavismo ha pasado por un consenso. ¡Vaya Idea! Tan simple y valiosa pero ignorada. Desde niños escuchábamos decir: en la unión está la fuerza. Y en la imaginación infantil jugamos a ser fuertes, uniendo un equipo de forzudos para vencer al adversario cuando jugábamos a la pelota o halábamos una soga. Cuando crecimos, la adultez no siempre es sabia, creímos en la conveniencia de agruparnos más y más en cuanto grupo fuera pasible pero, no en uno solo. Ah, olvidaba que al pueblo cubano, por eso del carácter y tal, le resulta difícil ceder y esa obstinación nos ha llevado a estar obligado en torno al fracaso que es el grupo social de la revolución. Míremelos, a partir de ahora, nadie que venga con cuentos de caminos a decirnos que mi proyecto es el mejor. Es el momento de hablar en plural y el consenso está esperando.


León herido, peligroso


Fue Fidel Castro el que más sufrió la derrota del sandinismo, en Nicaragua, frente a Violeta Chamorro. En esos días el comandante enfiló sus garras contra la debilidad de aquella revolución que se había desmoronado en las urnas. Hasta recordaba a su guía espiritual, Vladimir Ilich Lenin, cuando dijo, algo así, (…) una revolución vale cuanto sea capaz de defenderse. ¿Qué le estará diciendo a estas horas a Nicolás Maduro, a Diosdado Cabello y a los fundamentalistas del chavismo? Me parece oírlo: Resistan, resistan. Y ahí viene el problema, posiblemente, el gran problema porque un chavismo herido de muerte puede sacar sus garras intentando sobrevivir. Alerta, la parte seria comienza ahora. 

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