La izquierda irracional no es solo militante. También es fanática, pero tiene un mérito, es solidaria. La prueba está en Latinoamérica donde el avance, al parecer, “imparable” de las ideas de Antonio Gramsci, esculpidas en el Foro de Sao Paulo, ha creado un parapeto de solidaridad con el autoritarismo venezolano durante la jornada de protestas populares en esa nación sudamericana. El silencio cómplice es la respuesta común de esas naciones con el presidente Nicolás Maduro.
Este factor, olvidado a veces por los actores políticos cuando gravitan en las orbitas de la pasión y en los excesos de protagonismos, es esencial para entender el presente y el futuro de un eje estratégico que tiene su fundamento político e ideológico en La Habana y el bastión económico en Venezuela. Se enlazan, a su vez, como una suerte de bufones gubernativos una estela de satélites cuyas bases van desde Managua hasta Buenos Aires, sube al altiplano de Bolivia, accede al territorio de Brasil, cruza al pequeño Uruguay y baña con las aguas del pacifico a Ecuador, Chile y Perú.
La suerte de Maduro y la revolución bolivariana no es solo suya, sino de ese eje izquierdista que apuesta por extender el dominio de gobiernos similares en los pocos estados (Paraguay, Guatemala, Honduras y Panamá) donde el socialismo del siglo veinte y uno parece remota.
Lo trágico es que a
la sombra de ese árbol se arriman varios gobiernos del mundo. Algunos de ellos
con mucho poder como Rusia, China e Irán, sin olvidar a varias naciones
europeas, que por su odio visceral hacia Estados Unidos, vuelven la vista al
otro lado mientras en las calles de Venezuela se tiñen de sangre cuando mueren
estudiantes.
En Washington, la
reacción tardía de la Casa Blanca a los sucesos puso al presidente del país en
el centro de críticas justificadas por los republicanos. Para entender esta
postura hay que recordar aquella expresión de Obama cuando, en la toma de
posesión de su primer mandato, prometía tender su mano en dos actitudes. Una,
sería un puño enérgico y cerrado contra las arbitrariedades e injusticias en el
mundo y la otra, abierta para buscar soluciones a los problemas globales. Tal
parece que el presidente americano cree que los dictadores entienden las reglas
de la democracia y extiende su mano abierta con una ambigua debilidad para encontrar
como respuestas evasivas y justificaciones.
Este escenario
también favorece a la izquierda irracional (definición empleada por el
catedrático español Antonio Elorza) que
ve al gobierno de Estados Unidos con cierta simpatía porque el presidente, por
sus orígenes y el papel jugado durante su corta carrera política, no forma
parte del establishment tradicionalista de su propio partido. En otras
palabras, la izquierda en América Latina saca ventaja de las inercias en
Washington.
Todo esto lo pudo
comprender, sin muchos esfuerzos y sin proponérselo, un médico cubano radicado
en Europa que visitó la capital norteamericana hace dos años y terminó bebiendo
Havana Club en la mismísima oficina de intereses de Cuba en Washington. Estaba
sorprendido que le permitieran acceder al lugar por su reconocida disidencia.
Sin embargo, al llegar a la sede diplomática tomado de la mano de un activista
colombiano, que afirma que en USA se viven los mejores momentos para impulsar
las ideas liberales (entiéndase de izquierda) y por unas recomendaciones
puntuales, se pudo mezclar con los agoreros del Foro de Sao Paulo y los
miembros de las delegaciones oficiales de todos los países con gobiernos de
izquierda en Latinoamérica. “Era un
ambiente de amigos, de gente que está segura de lo que hace, como y porque lo
hace”, se refería y además citaba: “el
entusiasmo era el de una militancia unida”. Y esa unidad la acentuaba un
diplomático de Brasil en una conversación de pasillo durante un evento de
Brookings Institute cuando comentaba el cambio irreversible en la región sin la
presencia de Estados Unidos.
Aunque para Cuba ya
está siendo la hora de su liberación, no hay dudas que un escenario adverso en
la región atentan contra esos propósitos a corto plazo y es bueno saberlo. Las
fichas a jugar en el dominó político por los oposicionistas cubanos tendrán que
moverse contando también al doble nueve y si algo necesita es solidaridad entre
sus miembros.
Buen ejercicio del juicio,sano,logico .equilibrado hacen de este excelente trabajo tuyo,una cardinal aproximacion a la realidad bufonistica e incoherente de la bucolica izquierda Latinoamericana. Al final,los Machos-Man al estilo del Sr.Putin,son los que las masas embriagadas de anti-norteamericanismo,los convierten al final en una masa utilizable por la voracidad y la corrupcion politica de nuestros paises. Un abrazo Hermano !!!!
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