En pocas horas el absolutismo cubano arribará a 53 años en el poder. Es un tiempo demasiado largo en la vida de un hombre y una herida profunda en el corazón del país y como se ven las cosas, el tiempo, implacable para todos, parece detenido en un desliz incongruente contra un pueblo de sobrados valores de dignidad.
Más de medio siglo después, Cuba aparece atrapada por la incomprensión de sus líderes políticos, quienes aseguran determinar la voluntad popular con su designio ideológico. Ahí radica el problema capital en la isla y para los cubanos, porque la pretensión, valida y justificada, de la soberanía e independencia, ha generado una desilusión, el desastre del país y la maquiavélica idea de la inmortalidad totalitaria.
El mundo globalizado, la tecnología de punta y el compromiso político con los valores democráticos no han podido llevar a Cuba al sitio digno de países libres. Los opositores internos, la diáspora y los aliados internacionales, cada vez más por suerte, arriban a esta fecha repitiendo los mismos esquemas de la improvisación. Del otro lado, las estructuras del sistema se corrigen cada día para sobrevivir a la crisis, imponer su autoridad y preservar el poder por encima de todas las cosas.
Quienes celebran la fecha son los ganadores de 1959, mientras los que cargan el peso del fracaso, antes de improvisar contra el adversario, deben rectificar las estrategias por donde llegaron al terreno del juego. Y es que hace falta fundar una oposición estructural, orgánica y funcional que empuje en la dirección correcta y no vacile en hacer bien las cosas. Pudiera ser el mejor regalo en el 2012 para el pueblo cubano.
Thursday, December 29, 2011
Sunday, December 18, 2011
El sueño eterno de Havel
Ha fallecido Václav Havel, el más comprometido político europeo con la libertad de Cuba. Fue en la madrugada de este día 18 de diciembre, cuando la muerte le sorprendió alargándole su sueño hacia la eternidad.
Lo conocí en Miami durante un histórico encuentro con los cubanos del exilio. Parecía tener la altura de las palmas a pesar de su pequeña estatura, porque mostraba el rostro humano de un político ilustrado, con la serenidad de un flemático congénito y el dominio de sus circunstancias más espinosas. Hablaba muy despacio y sus palabras quedaban quebradas por una respiración profunda, pero la claridad de sus ideas deshacía las dudas sobre su salud.
En el 2004, en la capital de su país, inauguraba el Comité Internacional para la Democracia en Cuba, la iniciativa internacional mejor estructurada a favor de los demócratas cubanos. Sus palabras finales, desde el podio del Senado Nacional de la República Checa, fueron breves, pero sirvieron a los cubanos presentes como motivación para tomar las llaves del futuro. Lo hizo sonando su llavero personal. Aquel simbolismo, para abrir las puertas de la libertad y de las prisiones en la isla, convirtió a Havel en la figura más prestigiosa del mundo que asumía la defensa del pueblo cubano como parte de su agenda de vida.
La presencia del absolutismo cubano siempre le recordó los días aciagos del comunismo en su país. Tal vez, esa tragedia a miles de kilómetros de la democracia checa, se convirtió en el detonante de su solidaridad comprometida con Cuba y su pueblo. Desde antes, en los discursos políticos y en su libro, El poder de los sin poder, describía su entusiasmo por la autonomía popular en cualquier parte del mundo. En ellos enseñaba a los demócratas reprimidos por las tiranías cuales pueden ser las armas para defender los valores de la democracia y la libertad.
En el 2007, al recibir la medalla de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, se hizo acompañar de varios disidentes, provenientes de Burma, Irán, Cuba, Vietnam, China, Corea del Norte y Bielorrusia. Estuvimos a su lado, recibiendo el influjo de su vida consagrada al bien común y el estímulo de su experiencia como estadista mundial. En aquel momento parecía el joven de espíritu que siempre fue. Su alegría la mostraba con la sonrisa del optimismo por la suerte de cada uno de los países dominados por regímenes de odio y terror.
Para nuestro héroe nacional, José Martí, su muerte no es cierta “porque ha cumplido bien la obra de la vida”.
¡Descanse en Paz!
Lo conocí en Miami durante un histórico encuentro con los cubanos del exilio. Parecía tener la altura de las palmas a pesar de su pequeña estatura, porque mostraba el rostro humano de un político ilustrado, con la serenidad de un flemático congénito y el dominio de sus circunstancias más espinosas. Hablaba muy despacio y sus palabras quedaban quebradas por una respiración profunda, pero la claridad de sus ideas deshacía las dudas sobre su salud.
En el 2004, en la capital de su país, inauguraba el Comité Internacional para la Democracia en Cuba, la iniciativa internacional mejor estructurada a favor de los demócratas cubanos. Sus palabras finales, desde el podio del Senado Nacional de la República Checa, fueron breves, pero sirvieron a los cubanos presentes como motivación para tomar las llaves del futuro. Lo hizo sonando su llavero personal. Aquel simbolismo, para abrir las puertas de la libertad y de las prisiones en la isla, convirtió a Havel en la figura más prestigiosa del mundo que asumía la defensa del pueblo cubano como parte de su agenda de vida.
La presencia del absolutismo cubano siempre le recordó los días aciagos del comunismo en su país. Tal vez, esa tragedia a miles de kilómetros de la democracia checa, se convirtió en el detonante de su solidaridad comprometida con Cuba y su pueblo. Desde antes, en los discursos políticos y en su libro, El poder de los sin poder, describía su entusiasmo por la autonomía popular en cualquier parte del mundo. En ellos enseñaba a los demócratas reprimidos por las tiranías cuales pueden ser las armas para defender los valores de la democracia y la libertad.
En el 2007, al recibir la medalla de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, se hizo acompañar de varios disidentes, provenientes de Burma, Irán, Cuba, Vietnam, China, Corea del Norte y Bielorrusia. Estuvimos a su lado, recibiendo el influjo de su vida consagrada al bien común y el estímulo de su experiencia como estadista mundial. En aquel momento parecía el joven de espíritu que siempre fue. Su alegría la mostraba con la sonrisa del optimismo por la suerte de cada uno de los países dominados por regímenes de odio y terror.
Para nuestro héroe nacional, José Martí, su muerte no es cierta “porque ha cumplido bien la obra de la vida”.
¡Descanse en Paz!
Monday, December 12, 2011
Benedicto XVI anuncia su visita a Cuba
Lo acaba de hacer público en el día de hoy, 12 de diciembre, el propio Benedicto XVI: En el 2012 visitará Cuba. El anuncio fue ovacionado durante su discurso por la celebración Eucarística en honor a la Virgen de Guadalupe. La ceremonia se transmitió a todos los países latinoamericanos por CNN en español y a pesar de la hora el nivel de audiencia fue aceptable.
Con este viaje a la isla, se abre una nueva oportunidad para sacar ventaja de lo que viene a ser una gran oportunidad para pensar en serio por el bien de Cuba. Antes, en 1998, Juan Pablo II, convocó la conciencia nacional para el emprendimiento de un compromiso responsable, pero pocos, incluyendo a la iglesia cubana, asumieron el desafío de aquella histórica visita. Esta vez, el peregrinaje papal puede servir a los cubanos, de ambas orillas, para reflexionar acerca de la nación cubana, las perspectivas de movilidad hacia el pluralismo político, el respeto a los derechos civiles y para encontrar un camino de consenso inteligente, donde la tolerancia impere sobre la ferocidad irracional exclusiva en un grupo considerable de cubanos.
Es tiempo de ajustar cuenta a los errores, de mirar hacia dentro y de fundar esperanzas. Cuba, es más que un gobierno y una ideología. Es una nación dispersa, inteligente, capaz de alcanzar la cima de lo posible, de convivir en armonía, de perdonar, sin caer presa del olvido, y de tener una visión moderna de su futuro. Los cubanos necesitan ahora, para bien del mañana, unirse en la fe, arrebatada por los dogmas de lo absurdo. Adherirse en lo que todos creen, a esa entidad superior a los odios, los rencores y la venganza.
Es conveniente decirle a la iglesia y a su pueblo, que esta visita a es para todos los cubanos, no importa donde se encuentren. Es un viaje de paz para los que siempre han permanecido arropados en la fe cristiana y para lo que condenaron a otros por sus creencias. Es una oportunidad única para decirle al mundo que los cubanos también pueden.
Con este viaje a la isla, se abre una nueva oportunidad para sacar ventaja de lo que viene a ser una gran oportunidad para pensar en serio por el bien de Cuba. Antes, en 1998, Juan Pablo II, convocó la conciencia nacional para el emprendimiento de un compromiso responsable, pero pocos, incluyendo a la iglesia cubana, asumieron el desafío de aquella histórica visita. Esta vez, el peregrinaje papal puede servir a los cubanos, de ambas orillas, para reflexionar acerca de la nación cubana, las perspectivas de movilidad hacia el pluralismo político, el respeto a los derechos civiles y para encontrar un camino de consenso inteligente, donde la tolerancia impere sobre la ferocidad irracional exclusiva en un grupo considerable de cubanos.
Es tiempo de ajustar cuenta a los errores, de mirar hacia dentro y de fundar esperanzas. Cuba, es más que un gobierno y una ideología. Es una nación dispersa, inteligente, capaz de alcanzar la cima de lo posible, de convivir en armonía, de perdonar, sin caer presa del olvido, y de tener una visión moderna de su futuro. Los cubanos necesitan ahora, para bien del mañana, unirse en la fe, arrebatada por los dogmas de lo absurdo. Adherirse en lo que todos creen, a esa entidad superior a los odios, los rencores y la venganza.
Es conveniente decirle a la iglesia y a su pueblo, que esta visita a es para todos los cubanos, no importa donde se encuentren. Es un viaje de paz para los que siempre han permanecido arropados en la fe cristiana y para lo que condenaron a otros por sus creencias. Es una oportunidad única para decirle al mundo que los cubanos también pueden.
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