Monday, November 11, 2013

Fuego a la bandera


Consternaba el fuego a la bandera cubana en las calles de Caracas, Venezuela, por un grupo numeroso de opositores al chavismo. Lo hacían con la rabia catártica de quienes odian a la persona equivocada, como si la llama prendida a nuestro estandarte nacional fuera la piel de los hermanos Castro ardiendo en el infierno de los indeseados. Y es aquí el problema, el gran problema de algunos venezolanos que han comenzado a confundir a Cuba y sus símbolos patrios con los nombres de Fidel y Raúl.
Al ver aquella imagen ofensiva sentí las quemaduras en carne propia porque esa bandera no es un atributo del marxismo, no es pertenencia de los Castro y tampoco es responsable de la pasividad de Maduro ante la injerencia del castrismo en su país. Nadie hasta ahora ha salido a enmendar un grave error que, por el grado de intrusión del régimen cubano en aquel país, posiblemente se repetirá otras veces porque desde La Habana se ordena apoyar el ideario político del desaparecido Hugo Chávez.
Existe un peligro real en el futuro con esas acciones que advierten un rechazo también al pueblo cubano que se viene dando desde hace mucho tiempo en el exterior. Y los responsables son los que detentan el poder con alevosía en Cuba y tienen la suerte de exportar el fracaso de su revolución a otras naciones del continente. En Ecuador hay un rechazo casi masivo a los cubanos que llegan allí. En Brasil, los médicos en misiones internacionalistas son cuestionados por sus colegas cariocas a los que discuten su formación profesional y en Estados Unidos, el resto de las naciones al sur del Rio Bravo, abominan a los cubanos cada vez más. En una tienda latina en Mississippi cuelgan todas las banderas de los países latinoamericanos con la sola ausencia de la nuestra. Cuando pregunté: ¿dónde está mi bandera?, alguien me respondió: los cubanos dicen que no son hispanos. Y es verdad, eso se le escucha decir, incluso a los conductores de la radio, a políticos influyentes y hasta más no poder, al cubano de a pie en el exilio.
Se debiera advertir a Capriles, como figura central de la oposición venezolana, que la llama al blasón de la patria es un ultraje a los cubanos libres, dispersos por el mundo, y los que en Cuba luchan por su libertad.  

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