Tuesday, October 1, 2013

El consumo de drogas, los cederre y Raúl



Raúl Castro ha pedido a los cederre que vigilen el consumo de droga en el país, según él, un nuevo e inesperado flagelo para la revolución. Lo ha hecho en el recién finalizado congreso de esa organización de masa, cuya historia de delaciones e intrigas han dejado abiertas una página siniestra en nuestra historia que fueron inculcadas en la mentalidad de los cubanos por Fidel Castro. El general, atinado como siempre, apela a la pureza del sistema y encarga a los CDR  a cumplir las tereas de siempre, ahora cuando la gente comienza a mirar hacia el lado para no involucrarse en chivatería.
Se acabaron las dudas sobre el comercio de drogas en la isla y, aunque el hermano menor de los Castro le preocupa el consumo, olvidó mencionar a quienes la ofertan y el impacto de la demanda.
Cuando fusilaron al general Ochoa, Fidel dijo que lavarían la afrenta con un severo castigo y, sin la menor piedad, ejecutó al militar de mejor carrera bajo sus órdenes, el 13 de julio de mil novecientos ochenta y nueve, en una madrugada calurosa y frente al mar. Sin embargo, nadie dejó de dudar que aquella componenda implicaba más personas de las que fueron enjuiciadas en la causa número uno. Veinte y cuatro años después de aquellos sucesos, el nuevo líder supremo de la revolución apela la organización cederista para acabar con un mal que únicamente se engendró por las implicaciones directas de la jerarquía del poder central. Los únicos que en Cuba poseen contactos, recursos financieros y logísticas para introducir drogas en el país y que ésta llegue alarmar a las autoridades, son los dirigentes y de manera particular las fuerzas armadas y el ministerio del interior.
Esperar para ver. Al parecer, Raúl se quiso adelantar a la DEA para evitar implicaciones en su plantel. A partir de ahora, empezaran a caer ciudadanos comunes por consumirla y tal vez un peje gordo para las apariencias.  

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