Wednesday, September 25, 2013

Los que se van


Acaba de morir en España, víctima de una prolongada enfermedad, Oscar Espinosa Chepe.  Tenía 72 años, la edad de la experiencia y la sabiduría, para saber cuál es el tiempo oportuno para dejar de hacer algunas cosas y continuar otras. No sabemos, a ciencias ciertas, cuantas quehaceres dejó pendiente en su vida familiar. Sin embargo, a pesar del deterioro de salud, continuaba siendo un adalid de la verdad, cuando con meridiana claridad exponía los lados oscuros de su país. Chepe, era inquieto, con una facundia envidiable que lo convertían en un gran conversador. Era calmado y agudo para sus reflexiones y análisis sobre temas económicos, de carácter flemático y verbo afilado. Era de esas personas que cualquiera desea tener como amigo porque caía bien y eso es un privilegio para un ser humano.

Lo tuve decenas de veces en mi desaparecido programa de radio Voces porque sabía martillar en los sitios donde otros no llegaban a ver. Allí se lucía como experto, quizás como un maestro, repitiendo los errores de quienes siguen llevando al país a una ruina total. Y lo hacía sin odio, a pesar de haber sido una de las últimas víctimas de la cruzada totalitaria de La Habana. El no concebía una Cuba nueva sin todos los cubanos, incluyendo aquellos que hoy le negaban el derecho a su libertad. Pocos hablaron tanto de la reconciliación como Oscar Espinosa Chepe lo hizo en sus artículos o entrevista y, justamente asumia esa actitud, porque su capacidad intelectual y el profundo conocimiento de la realidad cubana, le permitieron arribar a esa conclusión básica para poder fundar la nación democrática que Cuba necesita.

Ahora ya no está para el festejo ansiado de la libertad y no hay que lamentarse.  Los que se van antes, como Oscar, lo hacen dejando el ejemplo y un legado moral que deben servir de bandera de lucha para llegar temprano a donde ellos quisieron.

 

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