Las noticias que llegan de Cuba son alentadoras. Después del asesinato de Orlando Zapata Tamayo y la acción de Guillermo Fariñas, con su larga huelga de hambre, el régimen se ha visto obligado a dar una movida inusual.
El gesto de Raúl Castro, al sostener largas conversaciones con la iglesia católica, de moverse de acuerdo a las exigencias de Las Damas de Blanco y Fariñas, ubica al general, por primera vez, al lado del pragmatismo político. Parece también, que la sombra de Fidel Castro se ha apagado o su inminente desaparición física, si no es que ya está en el otro mundo, le permite a Raúl maniobrar a su antojo.
Con Castro, en plenitud de facultades para ejercer el control del país, Raúl nunca daría esos pasos. La independencia del general se desprende de la rapidez con que intenta saldar sus errores por autorizar la escalada represiva contra Las Damas de Blanco y la muerte de Zapata.
La crítica internacional a esas acciones ha aislado como nunca antes al régimen cubano, que trata, con estos movimientos, de recuperar el terreno de la credibilidad con sus socios extranjeros y la izquierda mundial.
La torpeza del régimen de matar a Zapata y reprimir de manera grosera a un grupo de mujeres pacíficas, no encuentra respaldo hoy día en algunos sectores importantes de la izquierda internacional. Por ello, varios gobernantes y personalidades, que antes guardaban silencio ante los horrores del régimen cubano, salieron del closet de la complicidad para argumentar su independencia de esos métodos estalinistas practicados por la Habana.
Raúl, con el olfato del buen aprendiz dejó de prestarle atención al legado criminal (no sabemos hasta cuándo) de su hermano mayor, para intentar, con urgencia, lavar la mancha que ya pesa sobre él en su breve período al frente de Cuba.
Algunos atribuyen las movidas del general a la visita que Dominique Mamberti, secretario para las relaciones con los Estados de la Santa Sede, realizará el próximo 15 de junio a La Habana. Sin embargo, creo que los únicos actores en el cambio de postura de régimen son los opositores cubanos.
El efecto Zapata, el protagonismo de Las Damas de Blanco y la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, son los principales arquitectos del rumbo que Raúl se ha visto obligado a tomar. También la acción cívica de los oposicionistas más estructurados en la isla y la incansable labor del exilio cubano disperso por el mundo.
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