Wednesday, May 5, 2010

Juan Gualberto Gómez y la esclavitud moderna

Para comprender el proceso revolucionario cubano actual es imperioso acudir a las dos últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX y leer algunos de los ensayos del periodista Juan Gualberto Gómez. Gracias al libro Por Cuba libre del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, he podido conocer más acerca de éste cubano generoso y bueno. Amigo entrañable de José Marti y al cual el apóstol le llego a decir: “usted es uno de mis orgullos”.

Ahora comprendo porque la dictadura castrista lo mantiene en el olvido y pocos cubanos conocen a profundidad su pensamiento político. De Juan Gualberto, sabemos de su amistad con Marti y el importante rol que jugó en los preparativos del 24 de febrero. Sin embargo, su percepción acerca de la esclavitud y los intereses morales en la colonia son aristas desconocidas de su diligencia política.

Tres aspectos del largo ensayo, La cuestión de Cuba en 1884, bastan para comprender la similitud entre el régimen de los hermanos Castro y la sociedad colonial esclavista cubana que Juan Gualberto describió con atinada claridad.

Si partimos que la revolución cubana es una servidumbre moderna, como asegura el enciclopedista ingles Herbert Spencer sobre el socialismo y reconoce Marti en su ensayo “La futura esclavitud”, resulta posible comprender, al hacer un paralelismo con los estudios de Juan Gualberto, que los esclavistas modernos son los miembros de la élite del politburó que llegan a ser los primeros en todos los aspectos de la vida política, social, económica.

Juan G. Gómez escribió: “arriba están los blancos. Ellos han tenido siempre la libertad civil y la influencia gubernativa. Y entre los blancos, ya hemos indicado que suerte la del peninsular (…) (El peninsular lo podemos asociar con los extranjeros en Cuba que gozan de los privilegios que le son negados a los nacionales) Abajo, el negro infeliz, paria triste y desdeñado”. La Cuba actual es un calco de lo que describe el periodista Gómez.

La moral política del sistema colonial no era perfecta, para J G Gómez, por la existencia de la esclavitud. Dice: "Una sociedad donde se transigía con el crimen, donde el robo era la base de la propiedad y el despojo constituía un derecho, y la ley y la autoridad se atribuían casi exclusivamente por misión la de amparar el tremendo delito de la servidumbre. (…) En el corazón de los que nacían en Cuba, en su inteligencia, en todas sus potencias espirituales o anímicas (…) se operaba desde temprano cierta atrofia”

En este análisis de Juan Gualberto, describiendo la realidad cubana a mediados de los año ochenta del siglo XIX, alcanzamos a ver una situación similar a la creada por los hermanos Castro a medido del siglo XX y que perdura con mayor énfasis en los primeros diez años del siglo XXI. El daño antropológico provocado por la revolución cubana a su pueblo es la atrofia a la que se refiere el destacado periodista cuando evaluaba el deterioro moral de Cuba colonial.

“La familia ha visto sus lazos aflojarse” escribió Gualberto y más adelante destaca como: “Una turba de aventurero ha aprovechado los días de prueba para corromper” y para explicar como el mal se había generalizado en aquella sociedad tal como ocurre hoy, escribe: “Los hogares que no han sentido la deshonra, de más lejos o de más cerca, salpicarlos, forman la feliz excepción que viene a confirmar la generalidad de la vergüenza”

La profundidad del mal en el sistema esclavista era afín al modelo de los Castro. Sin embargo, era ineludible la insostenibilidad de aquella abominable sociedad, como también llega a ser la dictadura cubana. Dice Juan Gualberto al respecto: “Se vive de prisa. (…) porque la situación es insostenible, porque el suelo esta minado y ya se sienten las trepidaciones de la lava del volcán, que pugna por estallar. Y para que todo sea triste, hasta la autoridad ha perdido la conciencia de respeto que a si misma se debe”

Aparecen ante nosotros nuevos argumentos históricos que pudieran servirnos como armas inteligentes para enfrentar a dictadura cubana. En las páginas que escribieron nuestros próceres están los pilares para fundar la nación del futuro. ¿Será posible? Si tomamos al pasado como referencia, fundaremos un país viable “para el bien de todos”.

2 comments:

  1. Creo que como todos los que opinan en el exilio siempre lo malo es desde el 59 a la fecha y dejan como los comunistas una parte de la historia en el oscuro poso del miedo.
    Lo que tenemos hoy no es mas que un reflejo de lo fuimos ayer y creo que esto tambien es digno que se diga, Batista solamente nos deja casi el mismo tiempo de dictadura que Fidel en sus dos
    funciones de teatro y creo que no tomar esto en cuenta es obligarme a recordarlo a cada paso.
    Mentiras no, medias mentiras tampoco y mucho menos burlas a la inteligencia de los cubanos.
    Frank Ferrer.

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  2. Señor Ferrer es libre de opinar, como todo el mundo en los países democráticos (lamentablemente no es así en Cuba), sin embargo sus comentarios carecen sentido alguno.

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