Sunday, December 18, 2016

Apuntes sobre los afros

Cuenta un amigo colombiano que le resulta difícil tratar con algunos afroamericanos. Dice que sostienes relaciones con muchos asegurándose de no cometer un desliz porque todo puede terminar mal. Es como caminar por una cuerda floja y fina que al menor descuido puedes caer y jamás ponerse de pie. Hasta las bromas deben ser pensadas. Yo, que provengo de Cuba, donde blancos y negros vivimos juntos y somos, ante todo, cubanos, no lo puedo entender. Ya sé que me hablarán de la esclavitud y de lo fuerte que esta ha sido. En Cuba también hubo esclavos y yo derivo de ellos. Que mi comentario es superficial porque el tema merece llevarlo a otros niveles de análisis. Que el racismo fue brutal y tal. Lo entiendo y lo puedo discutir con cualquiera. En mi país también han existido y existen personas racistas. Pero acá se hace difícil, incluso para personas de piel oscuras, llegadas de otros países, sostener una relación normal con muchos afroamericanos. Ver a un blanco y no acercarse presumiendo que es racista es un grave error. De ahí gravita la auto exclusión y puede que dé lugar al nacimiento del odio. Al prejuicio injustificado, a la segregación voluntaria y a la marginalización social.

Y mira que se ha avanzado en eso asuntos. El General Colin Luther Powell, pasando por Condoleezza Rice, hasta llegar a Barack Obama (que tiene mitad de negro) visualiza el Black Power. Poder que desde antes se puede ver en todas las esfera de la vida política, económica y social de este gran país. Los dos primeros afroamericanos, Oprah Winfrey y Robert L. Johnson, en sumarse a la lista de los billonarios en América son de Mississippi. En los medios más importantes de la unión siempre hay rostros de profesionales descendientes de africanos. ¿Qué falta mucho por hacer? Es verdad. En todas partes habrán personas que tengas ideas de supremacía sobre otras y a esos les recomienda Don Miguel de Unamuno viajar. Dice mi esposa, que es eslava, el racista además de ignorante es estúpido.

Ahora, digámoslo sin miedo, existen complejos palmarios en muchos negros americanos. Falta de autoestima que les permite vivir mirando al pasado para justificar su apatía. Vagancia. Tendencia a ser subvencionados por el estado.  Desinterés por la ilustración, sentimientos hostiles hacia ciertas normas. Pasividad. Auto segregación y violencia en sus propios barrios. Las escuelas, que tiene como misión enseñar a pensar, deben convertirse en la prioridad para los líderes negros que solo aparecen en escena cuando hay un muerto copando los titulares de los diarios. Los graves problemas que mantienen esas comunidades se curan invirtiendo en tres cosas: educación, educación, educación.


NOTA: Quien escribe este comentario negro es. 

Tuesday, December 13, 2016

Apuntes sin ordenar sobre el silencio



Ahora mismo, cuando todo vuelve a ser igual, el silencio de siempre se confiere el poder de silenciarlo todo. No hay nada peor que reprimirse el dolor o la alegría. Y en un país de manías efímeras la gente se atasca en el resbaladizo laberinto de la mediocridad y de la espera. No es que la esperanza se haya perdido, sino que pocos se deciden a construirla. Susurran algunos viejitos, otrora defensores de la revolución, que al menos, previo a sus muertes, vieron pasar el cadáver del más importante muerto del siglo que comienza. Los Orishas recibieron, también en sigilo, sus ofrendas de los mismos santeros que escriben la letra de cada año. En sorbos pequeños, y con la voz apagada porque razones tendrían para hacerlo, los defenestrados de Castro bebieron su ron sin formar cantaletas y después, ante el ojo público, se mostraban contritos y con pesar. El último episodio de la revolución aún no está escrito. Nadie puede pronosticar como serán esos capítulos y el que lo sabe bien calladito está. Es que todo pasa por el silencio, síntoma ostensible del miedo, preámbulo de la cobardía y cómplice de la deslealtad. Aquellos que dicen sentir pena por la muerte del tirano, ofreciendo argumentos moralistas para intentar rescatar el talante que mancharon, están acarreando los mismos silencios de ayer. A Martin Luther King lo escupían y sus gritos no se acompañaron de la otra mejilla. Todo lo contrario, espoleaba con su verbo al sistema para sumar a tantos hasta llegar hacer una América mejor. El peor mutismo de estos días provino de unos jovencísimos balseros que buscaban estas orillas de libertad sin percatarse que los responsables de sus escapes estaban a sus espaldas. Si de romper los silencios se trata, hay que hablar, empezando hacer.