Cuenta un amigo colombiano
que le resulta difícil tratar con algunos afroamericanos. Dice que sostienes
relaciones con muchos asegurándose de no cometer un desliz porque todo puede
terminar mal. Es como caminar por una cuerda floja y fina que al menor descuido
puedes caer y jamás ponerse de pie. Hasta las bromas deben ser pensadas. Yo,
que provengo de Cuba, donde blancos y negros vivimos juntos y somos, ante todo,
cubanos, no lo puedo entender. Ya sé que me hablarán de la esclavitud y de lo
fuerte que esta ha sido. En Cuba también hubo esclavos y yo derivo de ellos. Que
mi comentario es superficial porque el tema merece llevarlo a otros niveles de análisis.
Que el racismo fue brutal y tal. Lo entiendo y lo puedo discutir con
cualquiera. En mi país también han existido y existen personas racistas. Pero acá
se hace difícil, incluso para personas de piel oscuras, llegadas de otros países,
sostener una relación normal con muchos afroamericanos. Ver a un blanco y no
acercarse presumiendo que es racista es un grave error. De ahí gravita la auto exclusión
y puede que dé lugar al nacimiento del odio. Al prejuicio injustificado, a la segregación
voluntaria y a la marginalización social.
Y mira que se ha
avanzado en eso asuntos. El General Colin Luther Powell, pasando por Condoleezza
Rice, hasta llegar a Barack Obama (que tiene mitad de negro) visualiza el Black
Power. Poder que desde antes se puede ver en todas las esfera de la vida política,
económica y social de este gran país. Los dos primeros afroamericanos, Oprah
Winfrey y Robert L. Johnson, en sumarse a la lista de los billonarios en América
son de Mississippi. En los medios más importantes de la unión siempre hay
rostros de profesionales descendientes de africanos. ¿Qué falta mucho por
hacer? Es verdad. En todas partes habrán personas que tengas ideas de supremacía
sobre otras y a esos les recomienda Don Miguel de Unamuno viajar. Dice mi esposa,
que es eslava, el racista además de ignorante es estúpido.
Ahora, digámoslo
sin miedo, existen complejos palmarios en muchos negros americanos. Falta de
autoestima que les permite vivir mirando al pasado para justificar su apatía.
Vagancia. Tendencia a ser subvencionados por el estado. Desinterés por la ilustración, sentimientos
hostiles hacia ciertas normas. Pasividad. Auto segregación y violencia en sus
propios barrios. Las escuelas, que tiene como misión enseñar a pensar, deben
convertirse en la prioridad para los líderes negros que solo aparecen en escena
cuando hay un muerto copando los titulares de los diarios. Los graves problemas
que mantienen esas comunidades se curan invirtiendo en tres cosas: educación, educación,
educación.
NOTA: Quien escribe
este comentario negro es.