Como Cuba es
noticia y se ha puesto de moda en cualquier parte, todo cabe. Así parece que lo
interpretan aquellos que, desde la isla y fuera de ella, suben al espacio
cibernético videos y fotos que llegan a convertirse en virales. No importa el
contenido, ni la edad de los protagonistas y mucho menos su origen social. Los
cubanos de intramuros producen tantas imágenes como sea posible crear. Y ahora
más, si estas pueden ser vistas en el mundo gracias a Internet.
Hace unos meses, un
hombre mayorcito, sin el menor pudor y actuando sin ocultar su lujuria, realizaba
un acto sexual con una gallina. La zoofilia, tan vieja como el hombre, ha
existido siempre cuya práctica se asocia a cierto desordenes conductuales y a
un sistema de valores reducidos a un instinto perentorio o casi animal.
Después, unos
escolares primarios, uniformados y en franco desafío a la prudencia, aprovechaban
el receso para exponerse en un baile erótico que han comenzado a heredar de sus
padres. Era como tocar fondo. También, pienso yo, para advertir que la
continuidad revolucionaria pasa por una generación degenerada de valores donde
lo grosero grava el presente y pone en
riesgo el futuro.
Finalmente, para
mayor sorpresa, una pareja de adolescentes, en pleno Boulevard de San Rafael, exponían
a la vista de todos y sin reparo alguno, sus relaciones sexuales como si aquel
acto fuera una puesta en escena tan normal como beber ron en el malecón de La
Habana. El exhibicionismo, a través del sexo explícito, ha comenzado a pagarse
en las calles habaneras. El costo es altísimo para una sociedad construida sobre
los pilares de la inmoralidad y la indecencia.
Lo doloroso, por
esa tendencia de la gente a generalizar, es que el mundo está mirando a Cuba
como un pastel accesible de lujuria y sexo. Como un muladar donde únicamente se
produce placer o como un país donde los límites, solo existen cuando se habla
de política. Las imágenes llegarán cada
vez más porque las porosidades del sistema no pueden parar lo imparable. En ellas
veremos la representación real de la miseria, el deterioro social y moral de un
país que antes fue el orgullo de nuestros padres y abuelos.
Cuba sufre un
suicidio colectivo por la irresponsabilidad de quienes eliminaron lo mejor de
la nación. Volver a nuestra esencia es el desafío mayor del presente y también del
futuro.