A S. M. El Rey Felipe VI
Majestad:
Los cubanos de todas las orillas, sabemos de su próximo viaje a Cuba. Conocemos partes de su apretada agenda en nuestro país e imaginamos la satisfacción que vive al ser el primer monarca en visitar la isla en más de 500 años. Su visita, de hecho, se convierte en un suceso histórico que aupara titulares en los medios internacionales y dará una imagen alejada de la realidad del país que le servirá de anfitrión.
Justamente, la historia de Cuba esta vinculada estrechamente a la historia de España. Hablamos la misma lengua, tenemos héroes comunes, profesamos la misma creencia religiosa y las relaciones familiares y de afectos son tan cercanas que pudiéramos identificarnos como un solo un pueblo, con independencia de aquellos matices propios de la cubanía y la españolidad.
Algunos países de América no esconden su rencor hacia España por los crímenes del colonialismo contra los poblaciones originarias. Sin embargo, Cuba y su pueblo, siendo la última posesión de su país en ultramar y con la población aborigen totalmente diezmada, jamás han manifestado algún tipo de odio hacia los españoles porque el carácter abierto del cubano, su visión histórica del antes y el después, no da espacio al remordimiento y mucho menos al sentimiento de venganza. Incluso, los cubanos de ascendencia africana, quienes pudiéramos justificar aversión hacia España por el crimen abyecto y alevoso de la esclavitud, no nos nutrimos de resentimiento alguno porque tenemos la capacidad del perdón y, aunque mucho lo ignoren, la quinta parte del ADN de los afrodescendientes cubanos es europea transmitida por españoles en ese encuentro arbitrario y casual que significó la colonización y la esclavitud.
Pongamos en perspectiva histórica esta visita. Si algunos de los reyes españoles hubiera vistado a mi pais durante la época colonial, seguramente se reuniría con los colonialistas y esclavistas de entonces porque eran quienes administraban el destino de aquel lugar. Lógicamente, jamás lo haría con los esclavos, los siervos e infelices sometidos al crimen más abominable que recuerda la historia de unos hombres contra otros. Y aunque aquella forma de esclavitud ha sido abolida en Cuba, usted irá estrechar las manos de esclavistas modernos que han secuestrado la libertad de mis compatriotas para imponer el credo de la superioridad ideológica en una adusta gestión de odio y crimenes innegables. Tiene usted conciencia a lo que se expone cuando legitima a una dictadura que le niega contactar con la diversidad de opiniones y credos politicos de sus ciudadanos? Acaso la mentalidad colonial se sostiene todavía en la cabeza de quienes han organizado este viaje?
Los hombres libres viven su libertad. Usted goza de ese privilegio. Su pueblo también. Sin embargo, el mío es reducido a la obediencia de una tiranía tan antigua como despótica, criminal y autoritaria empeñada en mantener una hoja de ruta hacia la consagración de la miseria y las violaciones a los derechos civiles del pueblo cubano.
La libertad es un derecho inalienable de todos los seres humanos y es responsabilidad de aquellos que la poseen influir sobre los pueblos que carecen del mayor atributo dado por Dios a los hombre después de la vida. Si ese principio ético es ejercitado por usted durante su estancia en la isla, entonces su visita será significativa y tendrá mayor repercusión en lo profundo de la sociedad cubana. Majestad, mis compatriotas viven anclados en el nivel de la conciencia sumisa, el miedo, la desesperanza y el deseo de superar cualquier frontera de este mundo que los lleve lejos de donde han nacido. Esa realidad no la advertirá y ningunos de sus interlocutores, por razones obvias, le expondrá las circunstancias difíciles de la gente y negarán rotundamente que aquel sistema sea dictadura autoritaria.
Sépalo bien, se expone usted al juicio de la historia donde ha comenzado a ser juzgado por el pueblo de Cuba.
En espera de su atención y deseándole los mejores deseos,
Ramon Colas
Jackson, Mississippi. Noviembre 4 del 2019
Jackson, Mississippi. Noviembre 4 del 2019