Monday, December 21, 2015

Pensar a España

De este lado del océano, por las noticias que nos llegan de España, esa nación europea impresiona como un país pestífero calcado de un sainete tercermundista. Y apena oír lo que se escucha o lo que los propios españoles dicen de los suyos. Esa manera exclusiva de mostrar la tirria advierte a cualquiera, por muy tonto que sea, que la crispación en la sociedad española es un mal casi endémico y posiblemente incurable. 

Para el extranjero que conoce de historia, revisa estadísticas y gusta viajar, los reportes salidos de España asustan porque, sin temor a equívocos, en aquel lugar, como van las cosas, el apocalipsis ha comenzado a trotar sin ser visto. Es tan verdadera la ebullición del caldo donde se calcinan los españoles que parece mentira y, como la suerte de muerte lenta los separa, están a punto de habitar pedazos de nada.

Hubo en Cuba un serial para niños llamado Elpidio Valdeez, posiblemente el más popular personaje de cartoon de la isla, que se mofaba de los colonialistas españoles obligándoles al ridículo. Pero eso difiere del atasco donde muchos en la península actúan como si ser español fuera denigrante porque, eso dan a demostrar muchos, habitan una nación sin historia. Diciéndolo en otras palabras, algunos allá obligan a los de estas orillas a percibir a España  como un atolón surgido en la entrada de Europa que no sabe ubicarse en ninguna geografía.

¿Eso pasa en España?  Se preguntan algunos conmovido por la magnitud de algunos sucesos en aquel país. Y no es para menos cuando vez a un líder político ofender, sin el menor talante y lejos de toda civilidad, al presidente del gobierno. Falta de educación que le aproxima a un tipejo marginal sin las más mínimas idea de la decencia. O cuando alguien, atraído por la notoriedad, el fanatismo ideológico se separa de su turba irracional para actuar como un lobo solitario y golpear en el rostro a la figura política más importante de su nación que, además, es casi un anciano.

España, que fue el primer imperio global de la humanidad, olvida su pasado desgastándose en batallitas ideológicas, una corrupción pavorosa y la vacuidad que le impone la improvisación política, las rencillas del ayer reciente, el intento de venganza, que asecha sobre su presente, y la incursión, en su polémico escenario, de nuevos mesías cuyo propósito es revivir el fracaso del socialismo para reinventar la historia.

El mundo admira a España. Eso es verdad. No solo porque es un gran país, sino porque su herencia se sostiene en el conjunto de valores de veinte y un países del mundo que sustentan lazos culturales y psicológicos. Más de 500 millones de personas hablan castellano y el español se ha convertido en el segundo idioma de comunicación internacional después del inglés. Esos datos cuentan y dan peso, tal vez gloria, al que sepa admirar el sitio donde ha nacido. 
En América Latina, a España se le percibe como la Madre Patria a pesar de los crímenes abominables del sistema colonialista español contra los pueblos autóctonos de la región y los africanos traídos como esclavos a América. Ser descendiente de aquellos que llegaron a este lado del mundo es muestra de un orgullo mayor al que sienten muchos que han nacido en la tierra de Colón. En las costas oestes del Atlántico, millones de personas han aprendido a querer a España porque se sienten parte  de allí y se lastiman cuando le va mal.    
Pensar a España parece ser un acto difícil, o tal vez imposible, mientras los marasmos del fanatismo ideológico y la desmoralización de la política dominen el discurso activo de la sociedad.  Es verdad, una crisis de identidad cultural azota a la península en su conjunto y el peso de esa restauración no debe caer sobre los políticos. El potencial cultural de los españoles hacia afuera es innegable. Sin embargo, son incapaces de volcarlo hacia dentro, justamente, en este momento cuando las urgencias invitan a los hombres del saber, las ciencias, el arte, la sociedad civil y los medios de comunicación asumir el desafío.    
En Estados Unidos, donde en los últimos años las crispaciones por razones de ideas se han disparado, los límites y las formas se respetan. Recuerdo a John McCain calmando a sus electores cuando Obama lo venció en el 2004 en la carrera hacia La Casa Blanca: El pueblo americano habló claro, Obama es mi presidente. Aquellas palabras elevaron la condición de héroe nacional que posee el senador McCain. Luego Obama, como gesto de cortesía y elegancia, invitó a su rival a recibir un honor por el servicio prestado al país. Eso es América. Una nación donde los colores partidistas desaparecen sin el modelo democrático es amenazado. Acá las líneas rojas nunca son intermitentes y los ciudadanos se apegan a sus valores hasta mostrarlos al mundo como un orgullo nacional. El pueblo americano es unido en torno a sus símbolos patrios y todos honran al que mayor sacrificio haga para preservarlos.

Dos países como Rusia y Francia siempre han vendido sus esencias  de nación a través de un ego colectivo que en el imaginario de su pueblo los hace sentir importantes. Alemania, desde hace siglos, tiene un pacto de identidad incuestionable. Italia, enaltece, desde su pasado de gloria y sus momentos más críticos, el carácter del país con una uniformidad respetable.

Los españoles pueden volver a su esencia, el único camino que reintegra el orden moral de la sociedad y el orgullo nacional. España necesita ser pensada con la cabeza para quererla con el corazón.


Saturday, December 12, 2015

La danza de Mauricio Macri y el zurdo aburrimiento.

Fidel Castro confesó a Frei Betto, cuando éste le preguntó por sus preferencias musicales, que le gustan los himnos y las marchas. Aquella respuesta, con sus lecturas incluidas, puede ayudar a comprender la personalidad del ex gobernante cubano. Primero, su visión personal, cuando se examina frente al espejo, tiende a buscar lo insólito para hacer la diferencia con el resto de los humanos. Y segundo, quien gusta de escuchar himnos o cosas parecidas, vive en constante solemnidad y no hay nada más lejos de la alegría que un ceremonial todos los días. De bailar ni se diga. Castro nunca bailaría un son. La única vez que vimos mover su cuerpo fue para impulsarse hacia arriba, como el cohete Soyuz soviético, al pedido de Roberto Robaina cuando gritaba a más no poder: el que no salte es yanqui.

Joseph Stalin, gustaba del ballet y la ópera para liberar la soledad de su poder, eso dicen. Sin embargo, se divertía más enviando presos a Siberia o fusilando a los supuestos enemigos del pueblo que aplaudiendo una puesta en escena en el teatro Bolshoi. De Lenin nos contaron que tenía el cerebro duro como una roca por meterse cuando libro sin sentido encontrara en el camino. Che Guevara, con su aspecto de ángel y alma criminal no se sabía ni un tango. Daniel Ortega suena peor que Israel Lanuza y Evo Morales, quien asegura tener un gran problema, no le gusta leer.

Es verdad, muchos políticos zurdos son aburridos, hieráticos y (atravesao). Los hay tan, pero tan amargados que llevan su amargura a tal extremo que terminan amargándole la vida a los demás. Fidel Castro se alista en ese grupo. Siempre estaba en todas las broncas o bregando con ella. Cuando no lo tenían en cuenta se enfurecía como una fiera salvaje respondiendo al enemigo con un discurso largo, largo, pero tan largo, que el mismo dejaba de escucharse.

La vida no es un carnaval, con el mayor respeto a Celia Cruz, y mucho menos el réquiem simplista de las formas. Cuando las imágenes del flamante presidente argentino, Mauricio Macri, se hacen virales con un baile a su manera y su vicepresidente cantando ante miles de personas, nadie se resiste a creer que el poder debe ser tomado como un funeral. Trasmitir alegría desde el gobierno da seguridad al ciudadano y cercanía con el que dirige el país. Los líderes modernos construyen su poder desde el pueblo haciéndose parte de su realidad. Así impresiona el presidente de Argentina.



Monday, December 7, 2015

Tres breves notas

 Venezuela y el acierto de Osvaldo Payá

La oposición venezolana celebra su triunfo  en las elecciones legislativas y yo recuerdo a Osvaldo Paya Sardiñas. El fundador del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) sabía mejor que nadie el valor de la movilización para producir cambios sociales. Sus advertencias, a estas horas, pocos la han tomado en cuenta. Sin embargo, no se concibe una transición política sin movilizar una base social sólida, cohesionada en un ideario y con responsabilidad de patria. Osvaldo, de eso no tengo dudas, fue asesinado, porque el castrismo, con su alta dosis de maldad tras años de experiencia, si tiene capacidad para pronosticar lo que Nicolás Maduro no ve. El llamado a la movilización ciudadana del difunto opositor cubano debe retomarse con urgencia como parte de una estrategia inteligente para el cambio en Cuba. Si el pueblo de Venezuela le ha dado la razón. ¿Por qué no tomarla en cuenta?


La necesidad: Un consenso

El impacto de la victoria de la oposición contra el chavismo ha pasado por un consenso. ¡Vaya Idea! Tan simple y valiosa pero ignorada. Desde niños escuchábamos decir: en la unión está la fuerza. Y en la imaginación infantil jugamos a ser fuertes, uniendo un equipo de forzudos para vencer al adversario cuando jugábamos a la pelota o halábamos una soga. Cuando crecimos, la adultez no siempre es sabia, creímos en la conveniencia de agruparnos más y más en cuanto grupo fuera pasible pero, no en uno solo. Ah, olvidaba que al pueblo cubano, por eso del carácter y tal, le resulta difícil ceder y esa obstinación nos ha llevado a estar obligado en torno al fracaso que es el grupo social de la revolución. Míremelos, a partir de ahora, nadie que venga con cuentos de caminos a decirnos que mi proyecto es el mejor. Es el momento de hablar en plural y el consenso está esperando.


León herido, peligroso


Fue Fidel Castro el que más sufrió la derrota del sandinismo, en Nicaragua, frente a Violeta Chamorro. En esos días el comandante enfiló sus garras contra la debilidad de aquella revolución que se había desmoronado en las urnas. Hasta recordaba a su guía espiritual, Vladimir Ilich Lenin, cuando dijo, algo así, (…) una revolución vale cuanto sea capaz de defenderse. ¿Qué le estará diciendo a estas horas a Nicolás Maduro, a Diosdado Cabello y a los fundamentalistas del chavismo? Me parece oírlo: Resistan, resistan. Y ahí viene el problema, posiblemente, el gran problema porque un chavismo herido de muerte puede sacar sus garras intentando sobrevivir. Alerta, la parte seria comienza ahora. 

Tuesday, December 1, 2015

Five Reasons Why Hillary Clinton Should Not Be President of America

Despite not being an American citizen and therefore not a militant of any political party in the United States, I systematically conduct a study of the daily occurrences in this country, and try to interpret
the dynamics of the society in which I live today.
My moral duty, as payment to the nation that gives me shelter, is to draw your attention to the dangers that weigh on its surroundings and that are consolidated in the social consciousness at a certain alarming degree, and in an immutable fashion.

Precisely, when assessing the process that led Barack Obama to the White House, his subsequent exercise of power, his handling of foreign policy and the overturning of the youth toward a left radical political ideology, there is no doubt that a rapid disintegration of the foundations that gave rise to this nation is taking place.

The joy that no man with a lefty tendency in the world by the way the United States has conducted itself during the past eight years can somehow serve to understand how American democratic pillars are deteriorating. There is no justification to change the image of America in the world; making concessions of principles and kneeling itself before those who want to put this country on its knees.

This process has been advancing for many years. As an example, a young Cuban professional living in Madrid came to Washington, DC, to hold some political meetings that would help him promote an agenda of solidarity in favor of those Africans discriminated against in Spain. He was welcomed to town by leaders of the Capitol and ended up drinking Havana Club and Mojitos in the former Cuban Interests Section in the capital city. He later spoke of the presence of the "crème de la crème" at such meetings, representing an extensive network of non-governmental organizations operating in the country. They seized the opportunity to congratulate themselves on the change of president in the White House, and the progress of the left in Latin America.

The example illustrates how vulnerable the country is to an ideological poison from the outside (already in) and to a harassment of its most important democratic institutions.

There is a possibility that Hillary Clinton could become a president; if so she will continue to make sustainable the "carrot and stick" policy to give continuity to a project that remains hidden in the minds of American liberals. It is connected, I think, with the rebirth of the country to accommodate it as a social extension that would endanger the freedoms, property, prosperity and the ingenuity of the American people.

All this justifies the five reasons to consider in order to prevent Hillary Clinton from becoming the next American president.

First reason: It would weaken the global leadership of the United States as it is happening today.
This is not to impose the United States as a global police force, nor that the world would depend on America to solve the problems of certain nations, but this nation must show its power where human rights are violated or where alliances are created with the aim to destroy the American society. One must remember the abominable crime that took place during the genocide in Rwanda where the administration of President Bill Clinton looked the other way and within one hundred days over eight hundred thousand people were massacred by the barbarism of racial hatred. The victims of that conflict are still wondering where the Americans were.

Second Reason: The Gramsci effect will gain strength in the country.
Possibly, the vast majority of Americans do not know who Antonio Gramsci was because the academia world ignores him. However, this Italian politician is the father and ideological support of the changes that are taking place in Latin America. The impact of his ideas is gaining momentum in the United States within the youth, the media, the education sector and critical intellectuals against the system, although some are unaware of the ideological reason of his political motivations. Gramsci invites to take political power without violence. He proposes to win and consolidate a small space and then move to another level and to add it to the previous one until reaching geographic, political, economic and moral space. Already, independent Senator Bernie Sanders, calls himself a socialist, has broken the barrier of fear by mentioning that word in this country. Who doubts that in the silence of complicity there are other Democratic politicians who think like him?


Third reason: The size of government will grow to justify its liberal ideology.
Democrats have been characterized by large governments. This extension will continue to increase with a Democratic president because it serves as a platform to promote their liberal doctrine generating unimaginable public spending. The left is militant in nature and its political action is permanent. The argument will be the same as usual, "we want to change things for the good of the majority, but we are faced with a Republican opposition." When the failures of a democratic administration are blamed on an active element of the opposition, one is trying to legitimize the actions of the government as just in order to win unconditional supporters.

Fourth reason: An ideological war against the Republicans will be triggered to show that the US government is a democratic alternative.
The American political spectrum has never been as polarized as it is at the present moment. With a Democratic president in the White House, tension and convulsion will increase toward the Republican opposition. The purpose is to believe in, the popular belief of the entire nation, the idea that the fate of the country should be in Democratic hands. It is here where the greatest danger, before an unquestionable ideological maneuver that presupposes to demonize the political opposition to gain an advantage, lies.

Fifth reason: Victimization generates a welfare state
Apathy towards work is a growing trend for an important sector of the American people. However, the offering of free goods and services, which generates laziness and social immobility, are part of the populist programs that Democrats promote.

To be supportive and compassionate is ethical, but when the state assumes the basic support of citizens effortlessly something is wrong. A Democratic administration will not correct these policies; on the contrary, it will promote social projects that support idleness to gravitate to toward the increasing number of the poor.

Warnings do not always rationalize the conscience of the people. Modern life, with its immediacy, individualizes ……  all because generally people focus on what may make a profit. Some politicians in the US are marginalizing the convening power, and breaking with the traditional model, a growing number of discontented citizens who by word of mouth are imposing the irrational message of the left.

The next few years will define the American destiny. With Democrats ruling, that destiny may be uncertain. With a Republican president, America will rise from the ashes to which its internal opponents want to convert.

Tuesday, November 24, 2015

Un Son para Argentina

Los vientos meridionales son menos peligrosos, siempre han afirmado los meteorólogos cubanos y el propio Mario Benedetti en su poemario “El sur también existe”. Como el enemigo está en el norte (llámese Imperio) es posible descuidar la retaguardia porque esas fronteras son blindadas por el acero del socialismo del siglo XXI, la justicia social y el poder ciudadano (Asi piensan los ideólogos del Foro de Sao Paulo)

En casi todas las fronteras existen los acantilados. El sur danza sobre los Andes con desgano (o a la inversa) para anunciar la suerte de una nueva exigencia. Y de un nuevo grito. No es en Managua, ni en Caracas y menos en La Habana donde se anuncia un nuevo albor. Esta vez, y no es casualidad, el más austral de los países regionales, dijo basta a la mentira y al despojo descarado de una izquierda iracional que se hunde en el muladar de su histeria populista.

Que sea Argentina la nación Latinoamericana que retorne al orden constitucional, después de la elección de Mauricio Macri como presidente democrático de ese país, es una buena señal para el resto de las democracias regionales que han estado ensayando una alternativa de país inspirada en el analfabetismo chavista, que los hunde en la pobreza, la corrupción y la desigualdad.

Un tango argentino viene bien a esta hora. También un golazo de un pibe en las calles de Rosario o un brindis con vino  Malbec Nicasia Vineyard  en cualquier taberna americana. Brindar por Argentina es una necesidad para sitiar a los que quieren sembrar la desconfianza en un continente urgido de valores cívicos.

Ojalá en Caracas revisen las agendas del chavismo inmoral y abusivo que el inculto Nicolás Maduro trata de sostener, en una cuerda floja, elástica y transversal, al pueblo venezolano. Quiera Dios que en Quito la improvisación del presidente Rafael Correa gire a la cordura de los sabios y en Managua la ignorancia de Daniel Ortega limpie la imagen de un gobierno neófito por la simplicidad de su absurdo. Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, acosaba por los escándalos de corrupción, estará rogándole a los orixas del Candomblés que su alma guerrillera no tropiece con el efecto Mauricio Macri en su país. Y la culta Bachelet, acostumbrada al elogio de su sapiencia, mida la cercanía con las fronteras argentinas para evaluar el rumbo donde quiere llevar a Chile.

Dicen los expertos en conspiraciones que el presidente electo argentino marcó el rumbo de la izquierda latinoamericana porque a partir de ahora piensan: Seguimos en el poder simulando ser justos o seremos justos intentando el poder. Maldad de los villanos (lo comentaba un improvisador de casualidades en Paris que admira a La Habana). Hay que correr a tiempo para parar esa peste que ya empieza a oler. Mientras tanto un Son cubano no viene mal: ojalá dure mucho, ojalá. Ojalá, que con Macri Maduro también se va, ojalá… 

Friday, November 13, 2015

Oriana Fallaci y la masacre de Paris

Antes de morir Oriana Fallaci, la escritora y periodista italiana, advirtió lo que Europa vive hoy. Y llegó tan lejos, contrariamente a sus deseos, que estuvo de acuerdo con Bat Ye'or cuando ésta divisó el futuro nombre del viejo continente si las cosas siguen como van: Eurabia. Un neologismo que aseguraba que la cultura europea dejaría de ser porque la inmigración islámica predominaría hasta cambiar prácticamente todo por el número de adeptos a la religión musulmana.

La tildaron de extremista y murió triste víctima de un cáncer feroz en su Florencia natal. Su muerte fue tranquila, después de un largo sufrimiento, aunque sus advertencias no las escucharan en Paris, Berlín, Londres o Madrid. Y no la escuchan todavía a pesar que sobre las calles de ese continente se vacían, casi todos los días, varias barcazas con terroristas y alabarderos del islam.

Hoy, cuando el mundo asiste al duelo de Paris por una nueva masacre del terrorismo islámico, aquella intrépida activista italiana, olvidada sin necesidad o por conveniencia, asoma en el recuerdo diciéndoles a todos: lo advertí.  

Quien quiera derramar una lágrima por París y sus muertos que recuerde también a Oriana Fallaci que murió advirtiendo lo que ha ocurrido hoy. 

Sunday, October 25, 2015

Mi amigo Luisito

Era sábado, acababa de amanecer, cuando me enteré de la muerte de Luis Hernández. No tuve consuelo ese día (los hombres también lloran) y desde entonces, repaso mi amistad con una de las personas más excepcionales que he tenido la suerte de conocer.

Era tan sencillo que sobre su estatura de gigante pasaba cualquiera sin sentirse lastimado. Esa virtud, convertida en un don, le acompañaría siempre. Además, poseía la inteligencia del genio porque sabía todo cuando pasaba a su alrededor y nadie como él era capaz de hacer un análisis preciso de las personas y las cosas.

Amaba al béisbol tanto como a su familia y a sus amigos los trataba de hermanos. Un tipo como Luisito quisiera tenerlo a mi lado porque siempre acompaña y ahora que no está, en esta orilla de la vida, padezco de su ausencia con dolor.

Trabajamos juntos en VOCES, un  boletín de noticias que enviamos a Cuba, y era tan exigente que rebosaba el extremo de la perfección. Además, le ponía el corazón a todo y esa pasión le servía en la construcción de la amistad.

Hablar con Luis era un nunca acabar. Al final, de cada conversación, enviaba saludos a mis seres queridos que los hizo suyos y prometía encontrarnos en la brevedad. Ojalá sea en una Cuba libre, nos decíamos.

Después, cuando ya sufría una grave enfermedad, sentía que su voz se apagaba, pero nunca su ánimo. Ahí estaba diciéndome como saltar los muros de lo imposible para llegar al camino del triunfo. Con ese entusiasmo, creo yo, aliviaba su pena y el dolor que jamás debió padecer.

Hoy, es domingo y no deja de llover, pero pienso en Luis, en mi hermano Luisito. Ha sido un día largo, con llovizna y sin luz porque cuando un hombre bueno muere hasta del cielo caen lágrimas.
¡Descansa en paz hermano!



Tuesday, September 29, 2015

Hacer

La fiesta continúa con los mismos bailarines sobre el escenario y una escenografía copiada a retazo de los viejos libros con guiones revolucionarios. Obama, inclinándose hacia la estatura octogenaria de Raúl, vuelve a estrechar la mano del hombre fuerte de Cuba y hasta bromean como si fueran viejos amigos. Es así como se cultiva el caldo de los demonios y se superan los aparentes agravios entre enemigos.

Nada debe tomar a nadie por sorpresa. La obra está escrita, revisada por los mejores editores del mundo y lista para su puesta en escena. Solo falta descifrar el orden de los actos y los nuevos protagonistas que se incorporarán. El final, está en las quinielas, es predecible. El presidente americano camina por Las calles de La Habana y, sin necesidad de decir Viva Cuba Libre, bebe un cafecito frente al parque central, se baña de pueblo, improvisa un son con mojito cubano y se lanza a guarachear Rampa arriba, Rampa abajo. La foto tendrá su retoque porque la historia, contada por los vencedores, debe ser precisa

Después, porque la vida sigue igual, llama a Roma para hacer el balance y saborear la victoria. (Los derrotados serán siempre huérfanos)

No está mal, y eso es verdad, que Estados Unidos se haya acercado a La Habana por sus intereses estratégicos aunque las autoridades de la isla se aproximen a Teherán, Moscú y Pekín. Lo que no está bien es que para hacerlo desprecien a quienes han tratado de resolver el problema entre cubanos contando con todos.

También es verdad, que aquellos que salen a oponer su rechazo a las nuevas medidas son tildados de locos, desfasados y antipatriota. Atrasados, aberrantes y restauradores del ayer. Y como el poder para desmentir tales infamias es menor, la mentira comienza a contaminar a este mundo de románticos y olvidadizos.

Están solos los cubanos y bien acompañado su gobierno. Raúl, reconozcámoslo sin pasión, se saltó de listo y es un dictador más cómodo que su hermano porque se ha dejado acompañar del poder real que es lo que cuenta.


Mientras la obra avanza nadie se pregunta ¿Qué hacer? Vaya interrogante. Fue Vladimir Lenin, que inspirados en la novela de Chernishevki se hizo tal pregunta para establecer un programa y la estrategia que debía acompañar a un partido concreto para llegar al poder. La historia demuestra que funcionó. Del enemigo también se puede aprender porque, realmente, algo hay que hacer.

Thursday, September 24, 2015

Tres Papas y un dictador

Han sido tres los Pontífices que han viajado a la Habana desde 1998 hasta la fecha. Primero fue Juan Pablo II, aquel carismático polaco capaz de hablar varias lenguas, hacer ejercicios sobre el hielo y condenar sin tapujos al comunismo. Luego, Benedicto XVI peregrinaba por Cuba con una sonrisa lacónica, un atisbo apagado y dejándose escuchar con unas palabras susurrantes y agudas.

Hace unos días, el Papa Francisco recorría Cuba como misionero de la Misericordia. Desde su llegada se mostraba cómodo, casi en familia y sin la presión del idioma.

En la misa de La Habana habló de la necesidad de servir. Fue una homilía de gran altura intelectual por sus precisiones religiosas y morales. Frente a él, como en todas las celebraciones, estaba Raúl Castro rodeado de su cúpula gobernante que parecían no entender el mensaje.

Juan Pablo II era tan espiritual como acertado. Su postura frente a la intolerancia marcaría para siempre su vida y del comunismo conocía su esencia perversa porque lo había vivido en carne propia. Sin dudas, los Papas son hombres y Karol Józef Wojtyła actuaba, inspirado en su responsabilidad apostólica, pero sin olvidar su condición humana y las heridas cifradas en su piel.

Francisco viene de Argentina donde hay miseria y existen otros males pero nada comparable con el comunismo. Tal vez, por eso no tuvo en cuenta a los disidentes políticos ni se conmovió cuando frente a sus ojos un joven fue arrestado después de haber recibido su bendición. ¿Cómo hubiera reaccionado Juan Pablo II, se preguntan muchos, antes tan cruel arbitrariedad?

En Cuba la Iglesia, en la persona de Francisco, no condenó al comunismo y en Estados Unidos, sin pelo en la lengua critica al capitalismo. Qué lectura encontrar en esa bifurcada retórica? Ni Dios lo sabe.

Los tres Pontífices de paso por la isla estrecharon las manos del mismo dictador, han intercambiado regalos con él y se fotografían para la historia. Es una formalidad (en las formas) en el escenario supremo del poder, aunque no se entienda.

Monday, August 24, 2015

Cinco razones por la que Hillary Clinton no debería ser presidenta de América

A pesar de no ser ciudadano americano y por consiguiente, no militar en ningún partido político en Estados Unidos, estudio sistemáticamente el día de este país  y trato de interpretar la dinámica de la sociedad donde hoy vivo.


Mi deber moral, como forma de pago a la nación que me da abrigo, es advertirle sobre ciertos peligros que gravitan en su entorno y que se consolidan en la conciencia social, en un grado ciertamente alarmante, y de forma, posiblemente, inmutable.

Justamente, al evaluar el proceso que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca, su posterior ejercicio del poder, el manejo de la política exterior y el vuelco de los jóvenes a un ideario político radical y de izquierda, no cabe duda que en América se está produciendo una disgregación rápida de los fundamentos que dieron origen a esta nación.

La alegría, que ningún hombre de izquierda en el mundo oculta, por la forma en que Estados Unidos se conduce en los últimos ocho años puede, de alguna manera, servir para entender cómo se deterioran los pilares democráticos americanos. No se justifica cambiar la imagen de América en el mundo haciendo concesiones de principios y arrodillándose antes quienes desean poner de rodilla a este país.

Este proceso viene avanzando hace muchos años. A manera de ejemplo. Un joven profesional cubano residente en Madrid vino a Washington DC para sostener algunos encuentros políticos que le ayudara a impulsar una agenda de solidaridad por los africanos discriminados en España. Fue arropado en la ciudad por algunos adalides del capitolio y terminó bebiendo Havana Club y Mojito en la desaparecida Sección de Intereses de Cuba en la capital del país. Contaba luego, que allí estaba la crema y nata de una extensa red de organizaciones No Gubernamentales que operan en el país. Aprovechaban la oportunidad para felicitarse por el cambio de presidente en la Casa Blanca y los avances de la izquierda en Latinoamérica.

El ejemplo ilustra cuan vulnerable es el país al contagio ideológico, desde afuera (que ya está adentro) y al acoso a sus instituciones democráticas más importante.

Seguramente Hillary Clinton, de llegar a ser presidenta, continuará haciendo sostenible la política de la zanahoria para darle continuidad a un proyecto que sobrevive oculto en el imaginario de los liberales americanos. Se trata, creo yo, de intentar refundar el país hasta acomodarlo como un sistema de extensión social que pondría en peligro las libertades, la propiedad, la prosperidad y el ingenio del pueblo americano.

Todo lo anterior justifica las cinco razones a tomar en cuenta para que Hillary Clinton no llegue a ser presidenta de los americanos.

Primera razón: debilitaría el liderazgo global de Estados Unidos como viene sucediendo en la actualidad.  
No se trata de imponer a Estados Unidos como policía del mundo, ni que el mundo dependa de América para resolver los problemas de ciertas naciones, pero este país debe mostrar su poderío allí donde se vulneran los derechos humanos o donde se crean alianza que tienen como propósito destruir a la sociedad estadounidense. Hay que recordar el abominable crimen ocurrido durante el genocidio de Ruanda donde la administración del presidente Bill Clinton miró al otro lado y en menos de cien días más de ocho cientos mil personas fueron masacrados por la barbarie del odio racial. Las víctimas de aquel conflicto todavía se preguntan ¿y los americanos donde estaban?

Segunda: El efecto Gramsci cobrará fuerza en el país.
Posiblemente, la inmensa mayoría de los americanos no sepa quien fue Antonio Gramsci porque en el mundo académico muchos lo ignoran. Sin embargo, este político italiano es el padre y sostén ideológico de los cambios que se vienen dando en América Latina. El impacto de su ideario cobra fuerza en Estados Unidos dentro de los jóvenes, los medios, el sector educativo y los intelectuales críticos con el sistema aunque algunos desconozcan el móvil ideológico de sus motivaciones políticas. Gramsci, invita a tomar el poder político sin violencia. Propone ganar espacio pequeño hasta consolidarlo para luego moverse a otro y sumarlo al anterior hasta abarcar el espacio geográfico, político, económico y moral.

Ya el senador independiente Bernie Sanders, autodenominado socialista, ha roto la barrera del miedo al mencionar esa palabra en este país. ¿Quién duda que existan en el silencio de la complicidad otros políticos demócratas que piensen como él?

Tercero: el tamaño del gobierno crecerá para apologizar la ideología liberal.
Los demócratas se han caracterizado por tener gobiernos grandes. Esa extensión seguirá en aumento con un presidente demócrata porque esto le sirve de plataforma para impulsar su doctrina liberal generando un gasto público incalculable. La izquierda es militante por naturaleza y su acción política es permanente. El argumento será el mismo de siempre “queremos cambiar las cosas por el bien de la mayoría pero contamos con la oposición republicana”. Cuando se identifica como culpable de los fracasos de una administración democrática a un elemento activo de la oposición, se busca legitimar la acción de gobierno como correcta para ganar simpatizantes incondicionales.

Cuarto: se desencadenará una guerra ideológica contra los republicanos para demostrar que en Estados Unidos la alternativa de gobierno es demócrata.
Nunca el espectro político americano ha estado tan polarizado como en estos momentos. Con un presidente demócrata en la Casa Blanca aumentarán las tensiones y la crispación hacia la oposición republicana. El propósito es creer, en el imaginario popular de toda la nación, la idea de que el destino del país debe estar en manos demócratas. Aquí se esconde el mayor de los peligros ante una indudable maniobra ideológica que presupone demonizar al contrario para sacar ventajas políticas.

Quinta: la victimización generará un estado benefactor
La apatía hacia el trabajo es una tendencia creciente para un sector importante de los americanos. Sin embargo, la manutención gratuita con bienes y servicios, que genera vagancia e inmovilidad social, son parte de los programas populistas que los demócratas impulsan. 

Ser solidario y compasivo es ético pero cuando el estado asume la manutención básica de los ciudadanos sin ningún esfuerzo algo anda mal. Un gobierno demócrata no corregirá estas políticas inmovilistas, al contrario, impulsará proyectos sociales que sostienen la ociosidad hasta gravitar a un número mayor de pobres.

Los avisos no siempre se racionalizan en la conciencia de los pueblos. La vida moderna, con su inmediatez, individualiza toda porque, generalmente, las personas se enfocan en lo que puede producirle algún beneficio. Algunos políticos en Estados Unidos están marginando el poder de convocatoria, y la ruptura con el modelo tradicional, de un número creciente de ciudadanos inconformes que de boca en boca están imponiendo el mensaje irracional de la izquierda. 

Los próximos años definirán el destino americano. Con los demócratas gobernando puede ser incierto. Con un presidente republicano América volverá a levantarse de la ceniza en que sus adversarios internos quieren convertirla.


   

Saturday, August 22, 2015

Bravucón de vidriera

No conocía a Osmani García y me alegro por ello. Tanto que no mencionaré más su nombre porque no quiero recordarlo. ¿De qué valdría prestarle atención a lo vulgar, a lo que no edifica? Sin embargo, el muchacho deja algunas cosas que vale la pena considerar.

Él, punto y aparte, merece poca atención pero, sus palabras sí. Su catarsis pedestre es el síntoma común en una enfermedad tropical que flagela a los cubanos. Es aquella que se hace acompañar de un lenguaje particular y oprobioso dedicado a quienes no se alinean en la línea de su verdad. Y este chico, furioso y al parecer peligroso, posee la vacuna de la obstinación para enzarzarse con diatribas vulgares como su propio canto. ¿Cuántos más hemos visto acá y allá profiriendo montones de obscenidades sin el menor recato?

Su vocabulario prosaico es propiedad de su mente y en ella no caben expresiones decentes. Y es verdad, la palabra es un acto interno que describe casi todo en las personas y en su entorno. Ese jovenzuelo, gesticula, la sangre se le sube al cuello, vocifera, ataca sin piedad y sin prudencia y, para orgullo propio, se muestra presuntuoso, en su iracundia, con su guapería criolla insertada en los eslabones de su cadena. Después de todo debemos alegranos porque es fácil saber en presencia de quien estamos.


Esa noticia no merece fotos porque las expresiones verbales de “reguetonero” son las mejores imágenes que pueden servir para saber de dónde viene y a donde debe estar.  

Thursday, August 13, 2015

Apuntes sobre el camino

Morir de viejo

I

Fidel Castro cumple ochenta y nueve años y reaparece acompañado de Evo Morales y Nicolás Maduro, presidentes de Bolivia y Venezuela, respectivamente. Estos mandatarios son sus mejores discípulos en la región e interpretan la balada revolucionaria como dos trúhanes adoctrinados por el hechizo del comandante. Comparecer al lado de alguien con cierta importancia son regalos preferidos del exgobernante que se jacta de llegar a viejo y mandar como mandan los que pueden.

Castro es y ha sido un calco de sí mismo. No se parece a nadie y nadie, se presume, quisiera parecerse a él. Tiene el atributo de la perversidad y el dogma de quienes siempre están arriba para mirar, desde la divina providencia, la obediencia párvula de la muchedumbre. De ahí su innegable psicopatía, su magia para estigmatizar la locura que padece, la obsesión por estar en la historia después de su muerte, el miedo a morir y quedar sin historia.

Fidel Castro sufre y siempre ha sufrido. Y ahora más. Ya no alcanza a ver su rostro cansado en el espejo ni tiene tiempo para escuchar las versiones de su deliro. Las multitudes han desaparecido y los aplausos necesarios para su existencia son resúmenes en periódicos y anécdotas en el olvido.

II

A La Habana voy

John Kerry, secretario de estado de América, acompañado de una extensa delegación toman a La Habana sin sorpresa. Era de esperar. Obama, quien con su política de la zanahoria (pero sin el palo) alberga la esperanza de un cambio en Cuba dando este salto sorprendente y a gran velocidad.

El régimen cubano, dueño de la suerte en las mutaciones, respira tranquilo en estas horas de pachanga porque están seguros que la fiesta es larga. Cuba, nación preferida por los demonios, no se muestra inquieta ante la contra luz de sus gobernantes. Y el pueblo, que estará en el lugar de siempre y haciendo lo mismo, bebe vino del circo y el pan del carnaval revolucionario donde los yanquis tienen su espacio. (Por cierto, ¿cómo definir yanquis en estos días cuando la bandera del imperio se impone en el malecón?)

Cuba siempre da razones para morirse. Como esta vez quisieran morir de penas los frustrados. Los mismos que idealizaron un país para todos y detrás de las rejas de las cárceles de Castro se veían en el festín del triunfo.

Frustrados están algunos por perderse el segundo acto de la puesta en escena. Incluso, muestran su remordimiento con rencor. No es para menos. Eso sucede cuando se les otorgas a otros el derecho de hacer lo que es un deber propio.

Dinastía

Fidel Castro, aprensivo y astutos, jamás mostró a sus hijos biológicos en público. Y es compresible. Cuando alguien cree ser el padre de todo un pueblo no hace preferencias. Sin embargo, Raúl alardea de su prole. Le muestra al Papa Francisco a un nieto que cuida su espalda y a un hijo coronel. Con Obama se reúne arropado por este último mientras su hija Mariela pone a bailar a los homosexuales por las calles de la isla.

Los Castros, y eso es verdad, han definido el destino de Cuba a su modo. De esa manera, no es extraño que muestren su linaje si de continuar gobernando se trata.

Alejandro Castro Espín, y su hermana Mariela, suenan en las quinielas de los estudiosos del tema cubano como posibles continuadores del poder familiar. El muchacho es atinado en las interpretaciones de papá (a veces se parece al tío) y ella no tiene comparación porque sus palabras discurren entre la turbulencia del tabú y la algazara de la chusmería.

En el Caribe todo es posible y en Cuba más.


Tuesday, May 26, 2015

Sin límites

Cuba, a lo lejos y para los extranjeros, impresiona el vergel de la felicidad. La virginidad del país, la mitología revolucionaria, la magia de su música, el carácter extrovertido de la gente, los autos viejos y hasta el contraste de una revolución inmóvil sostenida por ancianos, pero capaces de mutarse en la conveniencia, están invitando a todo el mundo a mirar a la isla y gozar en ella.

Las imágenes oficiales de Cuba son todas idénticas. Expresan la plena felicidad de un pueblo que, a decir verdad, no deja de ser alegre aunque se muera por dentro. Al parecer las fiestas nunca terminan y el dolor o las penurias no tienen cabida en el carácter tropical de la gente. Y así lo expresan los que viajan allí por unos días quienes hacen todo lo posible por regresar para embriagarse de placer.

Ahora, cuando el enemigo histórico ha dejado de existir, en cualquier sitio de Estados Unidos basta con saber que eres cubano para que te acosen con preguntas sobre el país.

De esos encuentros he llegado a resumir cinco grandes grupos interesados en Cuba y su realidad. Primero, los hombres de pequeños negocios que desean agrandar su fortuna en la oportunidad de invertir en un país detenido más de medio siglo en el tiempo. Aspiran a todo. Desde comprar autos viejos e introducirlos en Estados Unidos hasta hacer casinos en tierra firme y volverse tan grandes como sus rivales de mayor capacidad económica y ventajas políticas.

Los segundos, son los enamorados de las aventuras que aspirar a conocer a un país virgen y atrasado que auguran dejará de serlo en pocos años. Es decir, apetecen disfrutar el olor de una revolución aparentemente pura antes que desaparezca su esencia revolucionaria. Buscan establecer la diferencia entre un antes y un después. Generalmente, los estudiantes, profesores, académicos y simpatizantes con la ficción Castro, se agrupan aquí.

Los terceros, acogen a gentes bien intencionadas que desean ayudar pero no saben cómo. Generalmente, son los que no tienen nada y si tuvieran, creo yo, pensaran como los primeros.
  
El cuarto, y para nada es de extrañar, son las diferentes denominaciones religiosas que quisieran tener el privilegio de la Iglesia Católica y estar ahí, en la primera línea de influencia en la reconstrucción de la nueva Cuba.

Por último, y estos son mayorías, están los tipos solitarios que ansían tomarle el pulso a Cuba disfrutando la supuesta voluptuosidad de sus mujeres  hasta saciar lo que en ninguna parte del mundo podrían hacer.

Intentan hablar con respeto hacia la gente en Cuba pero, a la vez, por su ignorancia, no dejan de ser ofensivos y hasta abusadores. Son pobretones que apretándose los bolsillos pueden ahorrar unos dólares y luego ofrecer menudencias por llevarse a la cama a una adolescente que le costaría la cárcel en Estados Unidos si tal práctica se atreviera hacer.

El dinero tiene un poder y en Norteamérica todos lo saben bien. Incluso, aseguran que el gobierno cubano necesita dólares y ante esa premura volverá la cara hacia el otro lado para dejar hacer.

Nadie ha hecho gravitar más a Cuba hacia los Estados Unidos que los hermanos Castro. Ahora mismo están presentando al país como una arcadia feliz donde los límites
  los pone el visitante.

Wednesday, February 18, 2015

Apuntes sobre sucesos de Cuba

I

La cháchara de Elián.

El padre de la neuropsicología, Alexander Luria, afirmaba que “el lenguaje (palabra) era el más interno de los actos humanos”. Con sobrada razón, el científico ruso expresaba que hablar implica un acto superior que permite medir el mundo interior de las personas, su inteligencia, la profundidad de su cultura o la ignorancia, sus motivaciones, deseos, las necesidades (móvil de la conducta humana), las frustraciones, dolencias y un sinfín de sucesos asociado a la naturaleza oculta de cada individuo.

Escuchar a Elián González en sus recientes declaraciones, a través  de un video grabado en La Habana, invita a remitirse al doctor Luria. El discurso del balserito es tan difícil de estructurar, a pesar de la facilidad del tema en cuestión, que impresiona poseer un analfabetismo mayor. Es redundando, lo cual no le permite sintetizar las ideas y menos coordinarlas adecuadamente. Sin embargo, no se muestra nervioso, lo cual pudiera justificar su devaneo, e insiste en alcanzar el punto esencial de su oratoria con mucho trabajo y perturbación.

Este apunte no intenta deshonrar al cadete Elián ni mucho menos. Solo trata de advertir un defecto psicológico visible en la personalidad de este joven que está formándose con rigor para que lidere, no solo su vida, sino las de otros compatriotas suyos. Y es extraño que sus mentores revolucionarios no se percaten de esa incapacidad expresiva porque cada vez que el muchacho abre la boca da pena, no por lo que dice, sino como lo dice.  

II

Repudiar a una dama. 

La algarabía  en las redes sociales, acerca del rechazo mayoritario que hacen las Damas de Blanco a una de sus integrantes, ha obligado a que esa valiosa formación cívica pierda un tanto de credibilidad. ¡Que lastima!

El hombre es el conjunto de las relaciones sociales, repetíamos en las clases de marxismo para explicar cómo se expande el contagio de ciertos fenómenos en la sociedad donde intervienen los hombres. La revolución cubana es un criadero de obscenidad y ese mal atrapa hasta las mentes más brillantes que existen en el ruedo de sus influencias. Gusteve Le Bon, explicaba como una aureola irreflexiva y fanática puede perturbar las defensas de las personas dentro del tumulto apoteósico de una revolución, hasta convertir a los individuos, cuando pierden su individualidad, en intérpretes del error.
  
Vaclav Havel, el desaparecido líder de la Revolución de Terciopelo en la antigua Checoslovaquia, sugería que la mejor arma contra una dictadura totalitaria es la transparencia en la actuación de los opositores o disidentes. Responder a un supuesto infiltrado puede no ser parte de un programa cívico y es mejor que no lo sea cuando los objetivos apuntan hacia algo mucho más importante.

La experiencia sirve para aprender. Y para ilustrar a los líderes, invitarlos a leer, pegar el odio a un consultor, ejercitarse como políticos, acudir a las bibliotecas y hacer la diferencia.

Lo triste de las imágenes que circulan en la red es que nadie, al menos no se ve en el video, haya intentado parar aquel remedo al peor estilo castrista. ¡Que Lastima!