Monday, February 27, 2017

Dos notas de prisa.


La maldición Trump.
La noche de entrega de los premios Oscar 2017, convertía al presidente Donald Trump en el mejor protagonista de Hollywood este año. No tuvo necesidad de hacer carrera en la pantalla grande, ni ser tomado de la mano de algún productor, articular palabras de un guión cualquiera o maquillar su apariencia, para salir premiado por la burla de una Academia redimida de talante y desacreditada por los extremos de su militancia. Al final, el chasco del premio a la mejor película, como venganza inevitable o maldición Trump, ubicaba a la industria del cine en una suerte de guión perfecto para llevar a escena el descalabro de su rica tradición.
Muertes que se olvidan.
Ha fallecido en Cuba, el preso político Hamell Santiago Más Hernández. Tenía 45 años de edad y lo mantenían recluido en la prisión habanera Combinado del Este, sin atención médica adecuada. A pesar de no haber sido juzgado, estaba encarcelado desde el pasado 3 de Junio del 2016 en condiciones infrahumanas. Ha sido tan pobre la cobertura de prensa sobre este suceso que todo parece normal dentro de Cuba. La mirada hacia las esquinas oportunas, aquellas donde las conveniencias ofrecen boletos de aviones y hoteles de lujo, canastas con fruslerías regaladas y a precio de gangas, fotos importantes en los parlamentos y premios a burócratas, cambiaron la hoja de ruta y hasta hoy nadie sabe a dónde vamos. Cuba sigue amordazada en la improvisación, en el protagonismo equivocado y en la dependencia (mejor dicho en los favores) de quien quisiera tendernos las manos algún día. Si hoy olvidamos a los muertos, mañana nos quedamos sin historia.

Thursday, February 16, 2017

Dos comentarios de una discusión útil

I Capitalismo brutal y bondades socialistas
La dinámica de nuestra existencia está condicionada por los agentes de influencias políticas, económicas y por actores sociales. Es el poder atribuido a quienes tienen mayor capacidad para impactar a los demás con el influjo cultural y otras herramientas creadas para esos fines. Los instrumentales derivan del desarrollo de las sociedades altamente productivas, como la norteamericana, donde los poderes regularizan las necesidades de la gente. Las llegan, incluso, a crear para inducir dependencias de las mismas y las modifican hasta moldearla al nivel de sus receptores que al consumirlas se desprende de sus individualidades. Es, por su significado, una invasión casi total en la vida privada de los individuos que significativamente, no advierten los puntos de llegadas de esas influencias psicológicas, culturales, de propagandas ideológicas y otros a su entorno de vida. Si esta teoría critica, del hombre unidimensional, es solo aplicable al capitalismo y se no adecúa a la experiencia de los sistemas socialistas que existieron en Europa y Rusia y se mantienen hoy en Cuba, China, Korea del Norte y Viet Nam, hablamos de un simplificación del problema fundamental que es la libertad y del lugar donde mejor se ejerce tal derecho.

II Los medios y el miedo
La confrontación real entre el gobierno democrático y los medios de comunicación en Estados Unidos advierten una peligrosa guerra mediática sin precedente históricos. El poder, aun cuando tiene la capacidad de controlar el orden del conjunto de los ciudadanos del país, es vulnerable a la embestida crítica y a la capacidad de la prensa de presentar versiones de opinión sobre las gestiones del gobierno. Las causas de la confrontación, que pueden ser discutibles por ser diversas y complejas, se resumen, en primer lugar, en el posicionamiento ideológico de las partes. Después, en la radicalización de esas posturas y la capacidad de mantenerlas sin consentir algo positivo en el otro, alejando toda posibilidad de entendimiento para luego, blindar los credos hasta el desgaste de una de las partes enfrentadas. (Los medios no están obligados a rendirse a las exigencias del gobierno, me dijeron. Y es verdad)
La Gran Prensa en Estados Unidos, ha declarado la Guerra al presidente Trump y la respuesta de la Casa Blanca, cuya torpeza es innegable en algunos casos, alimenta el resentimiento de quienes no admiten representación en la administración actual. Justamente, por aquí pasa la gravedad del asunto porque los medios al ejercer la función que le corresponde, por ser independientes, se orientan en la búsqueda de apoyo en sus receptores. Lógicamente necesitan, para tomar ventaja en el pulso con el poder, movilizar, en la opinión y en la actuación conductual, a los sectores críticos de la sociedad, los progres de siempre y a la nueva izquierda intelectual.
Ningún movimiento moderno puede prescindir de los medios. Hoy, los grupos críticos y activos que enfrentan al establishment americano, tienen a la prensa a su disposición. Es algo insólito porque la verdad, que siempre es relativa y cuestionable, pasa por la absolutización y pocas veces es reprobada cuando ciertos medios tienen los créditos de un suceso. La manera que han encontrado los grandes medios para responder a su nuevo desafío, después del descredito del 8 de Noviembre, ha sido juntarse en un bloque solidificado para superar la falta de credibilidad de aquel día. La estrategia es embestir con todo al presidente Trump, figura central de aquella traumática noche para la prensa de Estados Unidos. Al estirar al máximo las cuerdas de la confrontación, se ha tildado al presidente de todo lo peor. De las peores cosas que si dicen contra él es llamarlo fascista y algunos personajes mediáticos, para superar la frustración y el nerviosismo, asustan a la audiencia con un mensaje confuso, superficial y facturado en envolturas ideológicas.

Monday, February 13, 2017

El congreso de Podemos en Madrid

He tomado tiempo este sábado, con parte del Domingo, para ver Vistalegre II, el congreso del partido Podemos, en España. Al fin, he podido salir de mi asombro, antesala del miedo, para evaluar (a toda prisa y con brevedad) aquel espectáculo político. La puesta en escena era un calco de un mitin moscovita, en los días de gloria del socialismo real, en la Unión Soviética. Los organizadores, encontraron también, y no fue casualidad, el esquema de un acto revolucionario en un lugar cualquiera de Cuba donde una canción de Silvio Rodríguez sellaba la jornada.
El congreso podemista era una euforia absoluta, contaminando la racionalidad y sesgando la inteligencia del pueblo español, buscaba encantar las mentes de aquellos que viven en los márgenes de sus fantasías. Puños en alto, consignas a raudales (el sí se puede plagiado a Obama con su Yes we can) discursos estructurados para amedrentar y un baño de esperanza con barniz chavista, componían el espectáculo.
No era el fantasma de Marx recorriendo Europa. Era, el advenimiento de un mesías con melena y nombre de profeta rociado por el aplauso militante de la muchedumbre. ¿La multitud? Ahí, a su lado, buscando las primeras filas, ahogándose en sus propios vítores y soñado alcanzar el poder a cualquier precio.
Son seres estupendos, nos quieren hacer ver, llegados a un mundo sin historia porque la historia son ellos, al menos eso confirman sus palabras. Todo lo anterior, es inmundicia. Olvida Podemos y sus miembros que Moscú está a 41 horas de distancia, vía terrestre y a menos de cinco en avión, que la URSS existió y que el comunismo es un sistema de terror. Quien pudiera estar allí para contarle a ese chico de coleta que en Cuba, la dictadura de los Castro empezó con los mismos discursos, igual entusiasmo y terminó hundiendo al país en la orfandad y la miseria.
!España, aparta de ti a ese Pablo!

Friday, February 10, 2017

El miedo

El miedo, esa dolencia, que según Albert Camus sufriría el siglo XX, parece convertirse en la enfermedad de todos los siglos. Si el temor se elaboraba, casi siempre y no por casualidad, en los que arrogan el poder, hoy intervienen otras variables de autoridad. Es una mutación sostenible en el dinamismo político y de las confrontaciones ideológicas, cuyos cimientos se instituyen, dicen sus doctrinarios, en las desigualdades sociales, la distribución abusiva de la riqueza a favor de los ricos y la vulnerabilidad de los pobres. Existen muchas más motivaciones. Todas cuantos puedan invertirse para revertir la balanza a favor del gramscismo militante. Resulta, y a nadie debe sorprender, que utilizan el miedo como un arma de combate. Ligada indiscutiblemente al ideario de Gramsci, su pilar teórico, que actúa arteramente en cualquier escenario de discusión libre. Terreno donde puntean con sus argumentos y sus estructurados discursos de academia. En el fondo, cada palabra, gesto, ejemplos que utilizan, comparaciones y los pronósticos, animan la desconfianza con el presente y auguran el caos para mañana. Al final, como suele ocurrir con los astutos, presentan su alternativa de bien para movilizar las conciencias apagadas y convertirla en turba maliciosa que rompen McDonald y Starbucks