Thursday, September 15, 2016

Fariñas y las dudas

No intervengo como juez. Tampoco intento echar leña al fuego y menos polemizar sobre una decisión que no es mía. Por principio (ético y humano) es correcto que Fariñas terminara la huelga de hambre y sed que sostuvo por varias semanas.  Sin embargo, a una dictadura, cuya naturaleza es castigar, no se le puede exigir cambios estructurales si su permanencia en el poder depende de la represión y la vida de un hombre poco importa. Es un disparate  creer otra cosa. A esta altura del juego, conociendo quienes son los personajes de la telenovela castrista, es pueril apresurarse a la inmolación. La vida, ese don de la existencia, tiene un valor y debe cuidarse.

Creo que Guillermo Fariñas intentaba echar un pulso con el régimen. Y eso es inteligente aunque no está exento de riesgos. Lo quiso hacer en grande y saltó sobre una verja para la cual no estaba preparado y se intrincó en un laberinto de palabras. La complicación y las dudas sobre él se originan cuando declara que dejaría de beber agua, además de alimento. Aquí, es donde muchos ponen en tela de juicio la franqueza del opositor.

Si las intenciones de esa acción cívica era medir las reacciones internas (dígase gobierno) y del exterior para hacer algún diagnóstico sobre algo en particular debe explicarse ya. Eso ayuda a superar cualquier descredito y la mofa que acompaña al mismo.


En política los cálculos exactos no existen. Aprender de los errores es virtud. Hablar claro es una necesidad apremiante en Cuba, donde la mentira se ha pluralizado tanto hasta hacernos convivir con ella sin inmutarnos. El silencio, que también es una respuesta inteligente, no siempre es oportuno. Tal vez Fariñas, nos pueda explicar en su momento la estrategia (si es que la hubo) La democracia que aspiramos pasa por los hombres y todos los hombres, como seres humanos, cometemos errores.  

Monday, September 5, 2016

Colin Kaepernick enamorado de Castro


Colin Kaepernick, jugador estrella del equipo de futbol americano San Francisco, ha protagonizado un acto de reverencia a un dictador. Luego de negarse a cantar el himno de su país previo a un evento deportivo, aparece en una conferencia de prensa mostrando imágenes en su ropa de Fidel Castro. Sus palabras de rabia contra la nación americana y el desprecio hacia los símbolos de su patria lo ubican en el lado equivocado de la historia.

“No voy a ponerme de pie para mostrar orgullo hacia una bandera que oprime a los negros y a las personas de color” dijo, recordando aquel lamentable pasado de segregación y odio racial que no termina de borrarse de las mentes de personas como él.

Observo, lo cual es frecuente y tengo prueba de ellos, como algunos afroamericanos viven anclados en el pasado, el presente lo asumen con pereza y el futuro a muchos no les interesa. La falta de autoestima los domina y el complejo de inferioridad se impone como una cerradura que atasca las puertas de las oportunidades que les ofrece su país.

El deportista, en actitud grosera y con una arrogancia desmedida, apela a Fidel Castro como antídoto a la superación de todos los males de la sociedad americana. Sin embargo, por su ignorancia, acaba de cometer la mayor ofensa a quienes que han sido víctimas de su ídolo.

Colosal inopia la de este hombre quien debe todo lo que es al hecho de haber nacido en América.