Thursday, September 4, 2014

I am black and have questions (Soy negro y tengo preguntas)

Doce años viviendo en Estados Unidos y nueve en el estado de Mississippi no me dejan ajeno a la realidad de este país. Vengo de Cuba donde opinar es riesgoso y hacer comparaciones un peligro mayor. Sin embargo, resulta inaceptable, aunque parezca un tremendismo maquinal, que sobre algunos temas en Norteamérica mucha gente teme opinar.

Para ser directo, se niegan hablar, dentro de otros temas, de los ciudadanos de pigmentación oscura, los cuales se sienten mejor cuando le llaman afroamericanos porque designarlos como negros es tan degradante, en el imaginario americano, que puede ser no solo ofensivo, sino un acto inmoral y punitivo.

Para mí, que soy negro, resulta caricaturesco que designen un adjetivo para un grupo humano por el origen de sus abuelos y por el pasado ominoso de éstos.

Lo cierto es, que desde tiempos remotos a las personas de piel clara les llaman blancos, a las de piel oscura negros y a los asiáticos, exceptuando a los hindúes, amarillos. Sólo en Estados Unidos decidieron cambiar esos modelos, aceptados universalmente, para evitar que el desprecio  contra los negros, contenido en los actos abominables durante la esclavitud y el largo período de segregación racial, tuviera vigencia después de superadas las barreras de la discriminación.

Hablar de negros parece un derecho reservado solo para los que los somos. Los demás, deben mirar y callar. A partir de esas premisas comienzo hacerme preguntas que he compartido con personas (todas de piel oscura) en Mississippi. Además, añado un breve comentario que pudiera servir como respuesta.

1-    ¿Por qué tanto apego al vocablo afroamericano sin los negros en Estados Unidos son los que menos vínculos culturales, políticos y religiosos tienen con África? 

En el resto de nuestro continente, donde viven más de ciento cincuenta millones de descendientes de esclavos, la presencia africana es visible en el carácter de cada nación con pueblos negros y hasta ciertas creencias religiosas están arraigadas en todos los elementos circunstanciales de esos países. En Estados Unidos los negros son cristianos en su gran mayoría y su visión sobre las religiones de origen africano es que las mismas son diabólicas, primitivas e inaceptables en la modernidad. Para los que sostienen el vocablo afroamericano (sobre todo los políticos) es cómoda su utilización porque no estigmatiza, en su imaginario, su condición racial.   
La cultura americana tiene características muy particulares y el acento africano es menos visible que en países como Brasil, Cuba, Colombia o Venezuela.
  
2-    ¿Por qué los barrios negros son considerados peligrosos? ¿Es, acaso, una invención de los blancos o realmente el comportamiento social de sus residentes convierten esos lugares en sitios sin atractivos?

La respuesta a esta interrogante las ofrecen los propios negros cuando se ilustran. Ellos escogen para residir espacios seguros, lejos de la marginalidad, del crimen y la violencia. Envían a sus hijos a las mejores escuelas y miran abochornados aquellas personas de su grupo que exponen la obscenidad como una virtud de rebeldía.

3-    ¿Por qué mientras los afroamericanos con desordenes en el comportamiento se matan entre ellos los líderes sociales no dicen nada? Sin embargo, ¿por qué cuando un hombre blanco, no importa quién sea, asesina a un negro rompen el silencio y argumentan un crimen de odio y se visualizan como defensores de esas comunidades?

Este doble rasero, en las posturas de esos líderes, es hipócrita e insultante porque parecen sobrevivir (y mantener a sus organizaciones) presentándose ante la comunidad negra cuando un hecho dramático le ha lastimado. A veces, sólo para animar el odio y el resentimiento hacia otros y no para advertirle de las oportunidades del país donde han nacido.

4-    ¿Por qué hay quienes les inducen a muchos negros a pensar que ver a un hombre blanco significa ineluctablemente la presencia de un racista?

Si antes existía la segregación forzosa y amparada en la ley, hoy existe un alto por ciento de personas que practican la auto segregación. Este fenómeno es voluntario (por ambos grupos) y se refuerza por la inmovilidad, la falta de proyectos de vida, la poca educación, la desconfianza y una autoestima baja. El error es autocensurarse paralizándose frente a personas de ascendencia diferentes. Revivir el pasado no resuelve los problemas del presente.

5-    ¿Por qué asumir un modo de vestir desde la vulgaridad, la extravagancia y la obscenidad?

Marthin Luther King Jr. y la generación de fundadores del movimiento de derechos civiles en Estados Unidos siempre fueron valorados porque defendían la el derecho a la integración en igualdad de condiciones pero, vestían, se comportaban y ejercían su acción cívica dentro de un esquema estándar donde las forma importaban.

6-    ¿Es cierto que los inmigrantes hispanos le quitan el trabajo a los afroamericanos o los afroamericanos no quieren hacer el trabajo que hacen los inmigrantes?

Lo segundo es cierto. En Mississippi, cada años miles de trabajadores agrícolas vienen de México a sembrar y cosechar boniato, melones, algodón, arándanos y otros productos del campo. En otros estados del país ocurre lo mismo. 

7-    ¿Por qué resulta tan difícil construir una amistad con un negro americano cuando se viene de otro país a vivir a Estados Unidos?

La razón está en que las personas de piel oscura casi siempre generan recelos aunque esto sea injustificado generalmente. También los inmigrantes cuando llegan a Estados Unidos reciben orientaciones para adaptarse a la vida americana. Uno de esas lecciones es: No te metas con un negro porque llevas la de perder.

8-    ¿Saben los negros americanos que muchos inmigrantes (no solo hispanos) prefieren convivir lejos de sus comunidades?

Debería llamar la atención que muchos inmigrantes, la mayoría ilegales, buscan espacios para vivir donde el contacto con los “morenos”, como le llaman a los afroamericanos aquí, sea mínimo. Esta tendencia, casi general, entre los que llegan a Estados Unidos, es resultado del prejuicio y la discriminación a la que históricamente han estado sometidas las personas de piel oscura. También, porque en los países con población de descendientes africanos, desde donde llegan miles de inmigrantes, sus vínculos históricos con ese grupo étnico no han sido del todo cercanos y cordiales.

9-    ¿Los beneficios que ofrecen las políticas benefactoras del estado federal a los negros han sido positivos desde su implementación o han servido para crear un lastre que estimula la inmovilidad, la apatía, la vagancia y el oportunismo en un número importante de personas en esa comunidad?

Muchas personas en el mundo ignoran las políticas benefactoras de los Estados Unidos a favor de cierto grupos vulnerables, madres solteras, minusválidos, etc. Los beneficios sin esfuerzo no estimulan a nadie, al contrario establecen una parálisis social insostenible para el estado. Las políticas públicas que favorecen a los afroamericanos no debe consentir el desembolso de prebendas sin que existan cambios en las actitudes de los beneficiados.   

10-                       ¿La llegada de Barack Obama al poder cambia la persecución sobre los negros en América?

En nada o en casi nada. Los supremacistas blancos consideran que el presidente de Estados Unidos llegó donde está por la influencia de sus abuelos blancos y la educación esmerada que éstos le ofrecieron. He podido probar la tendencia de muchas personas a dejar tranquilo a los negros en el mundo que ellos conciben dentro de la sociedad americana. La realidad que viven los negros pobres y marginados dista mucho del lugar por donde transita Obama y otros afroamericanos ilustrados.  Hay quienes afirman, y yo les doy la razón, que todavía Estados Unidos no ha tenido un presidente negro. Para muchos afroamericanos su presidente es más de lo mismo. Esa percepción se debe a las expectativas que se crearon con Obama. Muchos esperaban que el paternalismo benefactor del estado federal acentuara los beneficios que son, en definitiva, uno de los responsables de la inmovilidad de los negros en Estados Unidos.


Quienes han compartido estas interrogantes son personas preocupadas por la suerte de su gente pero, lamentablemente, no tienen capacidad para influir sobre ellos. Los mismos se han sentido lastimado por las generalizaciones porque muchas personas tildan a los afroamericanos de remisos, delincuentes y oportunistas. Sin embargo, aunque existen problemas, un número importante se orientan y llevan sus vidas como los demás ciudadanos del país.

Ellos están de acuerdo que su comunidad debe asumir la responsabilidad en la educación de sus hijos porque es la mejor inversión que se pudiera hacer contra el desequilibrio en los colegios y universidades. Las escuelas están ahí y los programas que favorecen a las minorías han servido para que muchos se eduquen y cambien las vidas de sus familias. Debe reconocerse que no siempre existe vocación ni el deseo de hacer un pequeño esfuerzo.

La situación en muchos lugares donde viven los afroamericanos merece una urgente intervención de la sociedad. No para hacer estadísticas sino para cambiarla. Ese es el lugar donde los líderes políticos y sociales negros podrían demostrar una preocupación por su gente.

Existe racismo y prejuicio racial en Estados Unidos. También  en el estado de Mississippi, eso es innegable. Sin embargo, las barreras que separaban a las personas de la oportunidad han desaparecido y es el momento de curtirse con energía personal y vocación. La enseñanza es el camino que supera todas las brechas y hacerlo ahora es apremiante por el bien de los que somos negros y de todo el país.